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EU. – A principios de octubre, cuando un camión con 4 mil calabazas apareció en la avenida Amsterdam, a la vuelta de la esquina de la casa de piedra rojiza de Hillary Wallace, ninguno de sus vecinos se sorprendió.
Eso se debe a que Hillary se ha hecho famosa por transformar la entrada de su casa, de 135 años, en la calle 82 Oeste en un elegante refugio de Halloween; cada temporada de sustos desde que compró la propiedad, hace ocho años, ha sido la ganadora de una dura competencia vecinal por tener el mejor portal de la temporada.
Para este 2025 Wallace calcula que la instalación que le provocó escalofríos, le costó 4 mil dólares (cerca de 75 mil pesos).
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Para esta edición la mujer no ocupó nada de accesorios sangrientos de mal gusto, telarañas falsas ni monstruosidades de plástico. En cambio, los espectadores se sorprendieron desde el miércoles al ver los dos enormes ojos que vigilan de forma aterradora a ambos lados de la puerta de entrada de Wallace; adquiridos a un mayorista de Atlanta y pintados de rojo en los bordes por un amigo artista para darles un aspecto más espeluznante.
En cada uno de los doce escalones que conducen a la puerta principal, hay una variedad de calabazas con formas, colores y texturas exóticas, incluyendo algunas que fueron cultivadas en moldes de silicona para formar rostros. Si miras con atención, verás algunos Dráculas y Frankensteins apilados en la elegante exhibición.
“Pasamos cinco días revisando todo, desde dónde colocar los insectos hasta cómo queríamos que se vieran las ratas en los árboles”, dijo. “Estoy ahí afuera con mi overol, trepando árboles y asegurándome de que todo se vea perfecto”.
La elaborada decoración de Wallace forma parte de una tendencia que arrasa en Nueva York y sus alrededores, donde los orgullosos residentes gastan cientos o miles de dólares para superar a sus vecinos en la competencia de decoración de portales, durante la noche más terrorífica del año,
75 mil pesos y 4 mil calabazas fue el presupuesto que destinó Hillary Wallace, una residente de NY para adornar su entrada.








