– El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, acudió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hablar sobre el . Sin embargo, apenas tomó la palabra, la mayoría de los representantes internacionales abandonaron el recinto, dejándolo prácticamente solo en el estrado.

Aun así, Netanyahu continuó su intervención. Con gesto rígido, mostró pancartas para ilustrar cómo, según él, Israel ha debilitado al “eje del mal” liderado por Irán, mediante ataques a instalaciones nucleares, el asesinato de líderes de Hezbolá y Hamás, así como bombardeos en Yemen durante el último año.

Desde Washington, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró: “Creo que tenemos un acuerdo” para buscar el fin de la guerra en Gaza.

El primer ministro calificó la aceptación de un Estado Palestino como un “suicidio nacional”, argumentando que la Autoridad Palestina es “corrupta hasta la médula”. Todo esto lo expuso frente a un auditorio semivacío, producto del boicot diplomático.

En un mensaje dramático, pronunciado en hebreo e inglés, Netanyahu se dirigió a los rehenes retenidos por Hamás, anunciando que las fuerzas israelíes colocaron altavoces en Gaza para transmitir en vivo su discurso ante la ONU.

El rechazo internacional fue evidente: al menos 151 de los 193 países miembros de la ONU ya han avalado la creación de un Estado Palestino, decisión más simbólica que vinculante.

El gran auditorio se vació mientras otros delegados y asistentes aplaudían y vitoreaban al líder israelí. Por su parte, Taher al Nunu, alto cargo del comité político de Hamás, aseguró que “el boicot al discurso de Netanyahu refleja el aislamiento de Israel y las consecuencias de la guerra de exterminio”.

Para concluir, Netanyahu rechazó las “acusaciones falsas de genocidio”, insistiendo en que “Israel es acusado de atacar a civiles, pero nada es menos cierto”.

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