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ESTADOS UNIDOS.- Hellen Schweizer, una mujer de 30 años residente de Rhode Island, habló en una entrevista con un medio británico sobre los detalles de su vida como vampira energética, una identidad que desafía los estereotipos y que, según relata, le ha generado tanto curiosidad como rechazo social.
Schweizer aclara que, a diferencia de la imagen popular del vampiro, no bebe sangre, sino que afirma “tomar energía” de otras personas, siempre con su consentimiento.
La historia de Schweizer con el vampirismo espiritual comenzó en 2016, cuando se topó por primera vez con el término. Durante años, intentó convencerse de que no encajaba en esa definición, influida por la incredulidad generalizada sobre la existencia de los vampiros.
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Sin embargo, en marzo de 2022, mientras se preparaba para grabar videos para redes sociales, experimentó una revelación frente al espejo: “Esto no es un disfraz”, se dijo a sí misma, marcando el inicio de un proceso de autodescubrimiento.
Lejos de los mitos del cine, Schweizer insiste en que la mayoría de las ideas sobre los vampiros como la aversión al ajo o la incapacidad de salir de día o la inmortalidad física son ficticias.
En cuanto a sus prácticas, Schweizer explica que no consume sangre, pero reconoce que existen personas dentro de la comunidad vampírica que sí lo hacen.
Su forma de “alimentarse” consiste en absorber energía de otras personas a través de meditación.
Schweizer adopta la estética vampírica: utiliza colmillos postizos, capa y maquillaje brillante. Esta elección la expone a reacciones diversas en la calle.
La fortaleza de Hellen proviene de la mayoría de sus amigos y su familia, quienes la apoyan, aunque considera que la clave para su buen estado de ánimo es el respaldo de su marido, Jean-Marc, quien la acepta tal cual es.