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Científicos de la Universidad de Stanford han desarrollado un dispositivo neuronal que permite a personas con parálisis comunicarse a través del pensamiento, sin necesidad de intentar hablar físicamente. El sistema traduce señales cerebrales directamente en palabras que aparecen en tiempo real en una pantalla.
La investigación que precede a esta innovación, publicada en la revista Cell, involucró a cuatro participantes: tres personas con esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y una con derrame cerebral del tronco encefálico. Todos tenían sensores previamente implantados en la corteza motora, la región cerebral que controla los movimientos del tracto vocal.
El sistema funciona detectando la actividad cerebral asociada con el habla imaginada. Cuando una persona piensa en una oración, los sensores captan las señales neuronales y un modelo de aprendizaje automático las interpreta para predecir las palabras que el usuario desea expresar. El dispositivo cuenta con un vocabulario de 125,000 palabras.
Los participantes lograron comunicarse a una velocidad de 120 a 150 palabras por minuto, es decir, como lo hacemos en una conversación común y corriente. Esto representa una mejora sobre dispositivos anteriores que requerían intentar hablar físicamente, un proceso que resulta agotador, embarazoso y lento para personas con dificultades respiratorias.
CONTRASEÑA INTEGRADA
"Como investigadores, nuestro objetivo es encontrar un sistema cómodo que alcance una capacidad natural", explicó Erin Kunz, autora principal del estudio y investigadora postdoctoral en Stanford.
El desarrollo tiene motivaciones personales para Kunz: su padre perdió la capacidad de hablar debido a ELA.
La tecnología solo funciona en personas que pueden convertir ideas en planes de habla, pero cuyo sistema de ejecución motora está dañado, una condición llamada disartria. Para proteger la privacidad mental, los investigadores implementaron una frase código: "chitty chitty bang bang", que activa o desactiva la transcripción cuando el usuario la piensa.
Esta innovación está inspirada en el esfuerzo que hizo durante más de 50 años el físico Stephen Hawking para comunicarse. El científico británico fue diagnosticado con ELA a los 21 años y, contra todo pronóstico, vivió con la enfermedad más de medio siglo.