Un estudio realizado en Polonia y publicado en el International Journal of Environmental Research and Public Health revela que, a pesar de asumir que nos bañamos bien, hay zonas del cuerpo que mantenemos en el olvido, al acecho de hongos y otros microorganismos.
Según los especialistas, la mayoría de las personas consideran que el agua que corre por el cuerpo durante el baño es suficiente para mantener limpios sus pies. Sin embargo, ese par de amigos que te sostienen requieren atención directa y constante.
"Los pies suelen ser una de las zonas más desatendidas en cuanto a higiene básica", señala la doctora Hannah Kopelman, dermatóloga y colaboradora del estudio.
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La investigación indica que quienes lavan sus pies presentan aproximadamente 8,800 bacterias por centímetro cuadrado de piel. En contraste, quienes omiten este paso registran hasta un millón de bacterias en la misma área.
Adicionalmente, los especialistas encontraron que existen al menos 200 especies de hongos viviendo en nuestros pies, además de los 80 diferentes que viven en el talón, 60 debajo de las uñas y 40 entre los dedos.
Los expertos describen lo obvio, pero no menos importante: los pies permanecen encerrados en calcetines y zapatos durante horas, creando un ambiente húmedo y cálido ideal para el desarrollo de bacterias y hongos, por lo que ir por la vida sin una limpieza adecuada, este “invernadero” de bichos puede generar infecciones como pie de atleta y mal olor.
El riesgo aumenta cuando las bacterias entran al torrente sanguíneo a través de cortes o grietas en la piel, pudiendo provocar infecciones más graves que afecten la salud ósea y articular.
¿Qué hacer para que no te huelan los pies?
Los especialistas recomiendan lavar los pies todos los días con agua y jabón, en especial entre los dedos, y secarlos completamente antes de vestir los calcetines o medias. Para personas activas o que transpiran abundantemente, este cuidado debe ser prioritario.
Como complemento, sugieren el uso ocasional de productos exfoliantes como piedra pómez o cremas con urea, con una frecuencia no mayor a una o dos veces por semana para evitar irritaciones.