PREGUNTA

Mi novia me propuso jugar a los roles y me pidió que fingiera ser “su jefe”(con todo y regaño). Al principio, me dio risa, pero luego sí me prendió…aunque no sé si eso sea “raro” o si terminaré perdiendo el control del juego. ¿Hasta dónde es sano jugar a esas fantasías? Luis R., 31 años

RESPUESTA

Luis, los juegos de rol no son perversos: son imaginación aplicada al placer. El cerebro no distingue del todo entre lo que imagina y lo que vive, por eso esas dinámicas pueden encender tanto. La clave está en tres cosas: acuerdo, respeto y límite. Antes de empezar, hablen de lo que sí y lo que no quieren incluir. Si alguno se siente incómodo o el juego se sale del tono erótico, basta una palabra de seguridad, como “para”, “rojo”, “ya” para detenerlo. 0La idea es explorar sin dañar. Que haya consentimiento, humor y confianza. No se trata de volverse actores de película, sino de descubrir qué emociones los encienden. Y si ambos terminan riéndose entre beso y beso, van por buen camino.

PREGUNTA

Últimamente me da miedo “terminar demasiado rápido”. Mi novia dice que no le molesta, pero yo quedo frustrado porque siento que ni disfruto bien. ¿Eso se puede controlar o ya es cosa de aguante? Erick G., 27 años

RESPUESTA

Eso que te pasa no es falta de “aguante”, es pura ansiedad. Cuando estás demasiado pendiente de “no venirte”, el cuerpo se tensa y el cerebro entra en modo alerta, justo lo contrario del placer. La solución no está en pensar en otra cosa, sino en reconectar con tu cuerpo. Prueba la técnica del “arranca y frena”: masturbarte hasta sentir que estás por llegar y detenerte justo antes. Espera, respira y sigue. Con el tiempo, eso entrena los reflejos y alarga tus encuentros. También ayuda usar condón más grueso, cambiar de ritmo o enfocarte en las sensaciones de ella, no en tu desempeño. El acto íntimo no es una carrera, es una conversación sin reloj.

PREGUNTA

Hola, tengo una angustia bien grande: me la jalo al menos una vez al día…lo malo es que ahora no me excito con nada. ¿Cómo puedo dejar de hacerlo? Joel N., 28 años

RESPUESTA

Joel, lo primero: no hay nada malo en estimularse; de hecho, es una práctica sana y necesaria. El problema empieza cuando el cuerpo ya no responde si no es con un guión muy específico (por ejemplo, cierto tipo de películas, una rutina fija o un ritmo que no se replica con otra persona). Lo que estás viviendo se llama tolerancia aprendida: el cerebro se acostumbra a un tipo de estímulo tan concreto, que todo lo demás le parece aburrido o insuficiente. La solución no es dejar de hacerlo por completo, sino reiniciar el sistema. Date unas semanas sin estímulos visuales, sin rutinas automáticas. Cambia la mano, el ritmo, el entorno o incluso la fantasía. Tócate prestando atención a las sensaciones, al calor, al pulso, al placer que sube y baja, sin obsesionarte con “terminar”. Ese ejercicio de conciencia ayuda a reconectar con tu cuerpo real. También puedes aprovechar este tiempo para reconectar emocionalmente con el deseo: leer algo erótico, cuidar tu descanso y tu alimentación, hacer ejercicio o explorar nuevas formas de intimidad sin una meta inmediata.

Google News