PREGUNTA

Desde hace un tiempo empecé a usar juguetes sexuales... empecé con un anillo vibrador en pareja, seguí con un dildo, luego un vibrador y ahora tengo un estimulador de clítoris que es una maravilla. La verdad es que me encantan, pero me da miedo acostumbrarme demasiado y que después ya no disfrute igual con un miembro de carne y con una persona real. ¿Eso puede pasar? Carla M

RESPUESTA

¡Qué bien que explores! Hazlo sin miedo, porque los juguetes no te “arruinan” ni generan dependencia. El truco no es dejar los juguetes, sino integrarlos, muéstrale a tu pareja qué te gusta y dónde te estimulas (usa tus manos como guía). Usen el juguete en el encuentro. Él puede usar el pene para la penetración, mientras tú o él usan el vibrador para el clítoris. Podrían alternar los juguetes, las manos y la penetración, esto mantiene tu cuerpo receptivo a diferentes tipos de estimulación. Disfrutar de tu cuerpo y usar juguetes te hace una mejor amante, no una “adicta”. La clave es variar: a veces con juguetes, otras sin ellos, combinando caricias, ritmo y contexto. Son un complemento, no un reemplazo del contacto humano.

PREGUNTA

A mi esposo le gusta que lo toque “por atrás” y aunque a mí no me molesta, me saca de onda porque no sé si eso tenga que ver con que le gusten los hombres. Él dice que solo le gusta porque se siente bien, pero yo dudo... ¿esto tiene algo que ver con la orientación sexual o solo es una cuestión de placer? Patricia L

RESPUESTA

Paty, tu esposo tiene razón y puedes estar tranquila: la orientación sexual se define a través de por quién te sientes atraído y de quién te enamoras, no por la práctica sexual específica que disfrutas. La zona anal tiene muchas terminaciones nerviosas y estimularla puede ser placentero para cualquier persona, sin importar su orientación. Que tu esposo lo disfrute no lo convierte en gay, sólo está explorando su cuerpo. Si él te ama, se siente atraído por ti, y se identifica como heterosexual, disfrutar esta práctica en la intimidad de su matrimonio no lo hace homosexual. Si hay confianza y ambos se sienten cómodos, disfrútenlo sin etiquetas. Habla con él sobre tus miedos; la confianza y la educación son la mejor manera de disfrutar la vida sexual en pareja sin prejuicios.

PREGUNTA

Tengo 45 años y desde que empecé a tomar medicamentos para la presión arterial, mi deseo bajó. Antes tenía muchas ganas, pero ahora casi nada. Mi pareja ya me lo ha hecho notar y me preocupa que piense que ya no me atrae. ¿Hay algo natural o algún truco que me ayude a recuperar las ganas sin dejar mi tratamiento? Rogelio S.

RESPUESTA

Es cierto, muchos medicamentos utilizados para controlar la hipertensión tienen como efecto secundario la disminución de la libido o la dificultad para lograr la erección, pero no debes suspender tu tratamiento. Habla con tu cardiólogo o médico tratante y dile el efecto que estás experimentando para ver si puede ajustar la dosis o cambiarte a un medicamento alternativo para la presión que tenga un impacto menor o nulo en tu vida sexual. ¡No te automediques ni cambies la dosis por tu cuenta! Mientras ajustan tu tratamiento, enfócate en el contacto físico no coital con tu pareja. Exploren masajes, besos prolongados y caricias sensuales. Esto alimenta la conexión y reduce la presión de que el encuentro termine en penetración, lo cual puede ayudarte a relajarte y que el deseo fluya. Además, hacer ejercicio, dormir bien y reducir estrés ayuda mucho. La mente tiene tanto peso como el cuerpo en el deseo.

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