PREGUNTA

¿Cómo manejar la vergüenza de estar pasada de peso al momento de la intimidad? Me acepto, me quiero, pero no me siento cómoda con mi cuerpo, no me gusto, no me puedo desnudar ante nadie. Simplemente no siento bien, ¿qué debo de hacer?

RESPUESTA

La intimidad empieza en tu cabeza. Si te miras con desprecio, no importa cuánto te deseen, tú misma apagarás la llama. El cuerpo que tienes hoy es el que te permite abrazar, besar, sentir, dar placer y recibirlo. La vergüenza no se quita bajando kilos, sino quitándole poder a esas ideas que te dicen que “no vales” por tus formas. Haz un pacto contigo: en vez de pensar en lo que sobra, concéntrate en lo que vibra. La seguridad, el ejercicio físico y la buena alimentación también son afrodisiacos.

PREGUNTA

Trabajo como burro: salgo temprano, regreso tarde y mi mujer, en vez de agradecer, solo reprocha que en la casa no soy compañero, que si no voy al súper, que si dejo desorden. Como si no viera que estoy cansado y que quiero llegar a una casa donde me consientan. Deseo que en mi casa lo único que me pidan sea mi cuerpo.

RESPUESTA

La regla para un matrimonio que tiene intimidad es: “quien viva ahí, coopera”. Atenderte no es cargarte como hijo, es caminar juntos como adultos. El hogar es de dos, no un hotel donde llegas y te atienden. Si los dos salen a ganarse la vida, pues los dos tienen que poner trabajo en la casa. La buena intimidad se logra con ingredientes como ayuda mutua, respeto y cuidado. Poner de buenas a tu pareja es el primer paso.

PREGUNTA

¿Qué ideas o prácticas recomendarías para revivir la vida íntima en una pareja que lleva casada muchos años como la mía y que ha caído en la rutina, que no tiene emociones y ya tiene el nido vacío y que no sabe qué hacer?

RESPUESTA

Si bien es verdad que la rutina mata el deseo, la curiosidad lo resucita. El sexo no se muere mientras quieras seguir dando placer a tu compañero. Experimentar con nuevas caricias, nuevas palabras, hasta nuevas fantasías. El amor de muchos años merece un orgasmo distinto, cada reencuentro es la oportunidad de volverlo a elegir. De agradecer como pareja. Un abrazo, una caricia es un inicio que desenlaza más cercanía.

PREGUNTA

Tengo 40 años y dos familias. Con la primera llevo más tiempo, hijos grandes; la segunda empezó como algo pasajero y hace cuatro años nació un hijo. No me he casado con ninguna, pero con ambas tengo casa y responsabilidades. Trabajo en Morelia, por eso puedo moverme a mi antojo, pero ya me pesa el engaño y mis erecciones ya no son espontáneas. ¿Qué debo hacer?

RESPUESTA

La vida se complica cuando dejamos que las cosas avancen sin límites. Ordena tus emociones. La valentía no está en mantenerlo todo en secreto, sino en enfrentar la verdad con dignidad. No sé cómo, no sé cuándo, pero tendrás que dar la cara tarde que temprano.

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