PREGUNTA

Hola… bueno, sé que esto que voy a preguntar puede sonar raro; lo que sucede es que mi novio es un hombre especial. Trabaja con plantas de poder. Es jardinero en una casa grande por las mañanas… y en las tardes cultiva su lado misterioso, ¿cómo decirlo?, es un don especial el que tiene. Vamos, para que me entiendas hace cura dolores que uno lleva por dentro. No todos lo entienden. Dice que hay médicos que conocen su trabajo. Él prepara tés… y yo, en esos rituales combinados con sexo he llegado a sentir como si el mundo se abre distinto. Hay algo grande que no alcanzo a entender, algo que me hace sentir iluminada especialmente cuando lo hacemos. Mi hermana dice que ando mal haciendo esos “rituales”, ¿qué dices tú?

RESPUESTA

Las plantas son sabias, son antiguas. No están aquí para el juego ni el escape fácil. Están para revelar, para sanar, procesar, aprender… para mostrar partes de ti misma que a veces no quiere uno mirar… y eso, bien es un regalo, si se utilizan con respeto. El miedo es una alarma que dice: ten cuidado. Nadie debe empujarte a abrir un camino para el que aún no estás lista, por muy mágico que parezca.

PREGUNTA

Me detectaron cáncer testicular, estoy en tratamiento. Me siento cansado todo el tiempo. Siento angustia y miedo. Me cuesta el diagnóstico, la enfermedad y la distancia. Julia sigue con sus rutinas como si nada, sé que trata de ser fuerte, quiero hablar y ella se incomoda. Me dice frases positivas, vacías y me evade. A Julia no le gusta verme débil. ¿Y si no la puedo volver a tener intimidad? No soy el que era y Julia lo sabe, solo que verme débil, la enferma. Ni siquiera se acuesta en la cama a ver televisión conmigo. Necesito resguardo. Amor. ¿Cómo se lo digo a Julia?

RESPUESTA

Cuando uno enferma rompe algo en el lenguaje, en los pactos, en la intimidad. El dolor no es sólo físico. Hablar de miedo no es un acto de debilidad. Abraza A Julia con agradecimiento, sin querer explicarlo todo. Pídele que se siente a tu lado, hazla reír. Dile que la quieres cerca sin palabras.

PREGUNTA

Desde hace tiempo la sordera nos distanció. Ahora por fin mi esposa usa un auxiliar auditivo, porque trabajó en antros por años, cuando se lo pone ella se dice así misma abuelita. Yo le digo que usa el auxiliar hemos recuperado los desayunos y las comidas. Pero ella dice que los aparatos son para viejos, y juega a ser viejita con muecas y movimientos que me apagan todo. Me matan cualquier erección. ¿Cómo le quito esa idea de que la sordera es de abuelas y no de la mujer de la que me quiero dar con deseo?

RESPUESTA

Su cabeza quedó atrapada en un estereotipo que ya no tiene cabida en este mundo. La sordera no es de abuelas: es parte de muchas vidas, de muchas edades. Cree que un aparato le quita atractivo de mujer, mírala cuando se ríe, acaríciala lucha por entenderte, bésala cuando no se rinde y dile con mimos que la quieres. Necesita sentirse más deseada y menos sorda.

PREGUNTA

Al principio lloraba, ¿sabes? Me sentía una basura. Cuando se fue me empecé a sentir tranquila. Contenta de que por fin me haya abandonado, ¿sabes? Hay días en que hasta me río, me compro un helado de chocolate y me lo como despacito en el parque que da a una plaza. Sentada me convenzo de que voy a estar bien, que lo mejor es que ya no esté conmigo. Eso me asusta, ¿sabes? No sé si es mejor quedarme sola el resto de la vida o si lo mejor es aguantar, solo son gritos. De verdad que no sé. ¿Será que ya no tengo alma?

RESPUESTA

Tu alma no se fue. Encuentra la calma. No te castigues, busca a personas con las que tengas un relación sana y positiva. Rodéate de ellas. Nadie tiene porque ser violentado a gritos. Estás resistiendo, si eres una buena persona no te vas a quedar sola el resto de tu vida. Los gritos no son vida.

PREGUNTA

Tengo 76 años y me encuentro entre dos caminos: irme a vivir con mi hija, Patty, quien, de verdad, tiene una vida complicada y siempre necesita de mi ayuda con sus hijas o entrar a una casa de retiro para adultos mayores, donde viven varios amigos, y especialmente uno, Raúl, con quien, de verdad, me llevo de maravilla y con el que en secreto tengo un pequeñito romance nuestro. Y es que, de verdad, siempre para mí ha sido más importante sentirme más útil que feliz. ¿Acaso, de verdad, está mal pensar en este momento en mí y en nadie más que en mí?

RESPUESTA

Cuidarse es un acto de amor. Tu libertad importa. Si en esa casa para adultos mayores puedes jugar dominó, enamorarte, bailar y sentir que tus días son tuyos, ¡adelante! Elige tu alegría. Tu hija, tus nietas, te querrán igual y tú volverás a sentirte útil, feliz y viva.

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