PREGUNTA
Amo profundamente a una mujer. No me ha sido fácil llegar a este amor, porque toda la vida fui "la mamá", "la esposa", la mujer correcta. Pero al fin entendí quién soy. Lo complicado es que mis hijos, de 17 y 19 años, no lo aceptan. Me dicen que los engañé, que cómo pude haber fingido tanto tiempo. Me duele más que el rechazo venga de ellos, no de la sociedad. ¿Debo esperar, confrontarlos, pedirles perdón por ser quién soy?
RESPUESTA
El amor verdadero no exige permiso para existir. Solo necesita respeto. No pidas perdón por ser auténtica. Lo que estás viviendo es una transición emocional tanto para ti como para ellos. Para ti, significa ser libre por primera vez, pero para ellos, puede sentirse como una traición a la idea que tenían de “mamá”. No es que no te amen —es que no saben cómo reorganizar su mundo con esta nueva versión tuya. Necesitan tiempo. No confrontes, ni te escondas. Sé paciente pero firme. Y este amor no los reemplaza, los completa.
PREGUNTA
Terminé la prepa con mucho esfuerzo, ahora quiero estudiar contabilidad. Pero mi esposo dice que mejor me quede con el niño, que, si yo estudio, ¿quién va a lavar o hacerle su comida? Me dice que, si yo estudio, voy a ganar más que él y lo voy a humillar. Que eso no hace una buena mujer. Pero yo quiero aprender. ¿Cómo le demuestro que no es competencia, que solo quiero crecer?
RESPUESTA
Aprender no es querer ser más que él, es querer ser más tú. Tienes derecho a crecer, no para pisarlo, sino para que juntos caminen mejor. Muchos hombres cargan con la idea equivocada de que si la mujer avanza, ellos se quedan atrás. Tal vez puedas empezar con una carrera en línea, o los fines de semana, sin dejar del todo la casa, por ahora. Hay formas de empezar en corto para llegar lejos. Tu futuro no tiene que esperar a que otro lo apruebe. Si tú creces, él también crecerá.
PREGUNTA
He ganado dinero y me gusta ofrecerles regalos caros a mis novias para retenerlas pero acaban por mandarme a volar. No entiendo por qué, aunque tengo todo para ofrecer, ellas se alejan. No logro que se queden. Soy generoso, pero tal vez demasiado serio. No sé ser íntimo. No me gusta que una mujer me ofrezca su cuerpo, sólo me gusta cuando yo traigo el deseo y eso no lo entienden, ¿me entiendes tú?
RESPUESTA
No se trata de ofrecer cosas y regalos, sino presencia, sentimientos y sobre todo amor. Regala menos control y más emoción. Intimar no es confesar, es dejarse ver. Ser vulnerable no te quita poder, te da verdad. Y con eso, muchas veces, basta. Dar amor cuando el otro tiene ganas es multiplicar el deseo, uno debe de ser genuinamente amoroso con su pareja.
PREGUNTA
Tengo 42 años, estoy enamorado de mi pareja. Ella es más joven y ya empieza a hablar de tener hijos. Yo no quiero. No es que no la ame, al contrario: la amo tanto que me sueño cuidándola, viajando con ella, viéndola plena, pero sin hijos. Me da miedo decirle porque siento que va a pensar que no quiero comprometerme, o que soy egoísta. ¿Cómo le explico que no es rechazo a ella, sino un deseo de vida distinto, uno que no incluye ser papá?
RESPUESTA
Tu postura no te hace menos hombre, ni menos amoroso. No querer hijos no es sinónimo de egoísmo, ni de inmadurez. Es una forma de vivir, igual de válida que quien sueña con una familia numerosa. El problema no está en el deseo, sino en ser sincero, no esconderlo ni disfrazarlo; hay que tener el valor de enfrentar la diferencia. Ella tiene derecho a saber, para tomar su propia decisión. Y tú, a vivir tu verdad, sin disfrazarla de promesas que no quieres cumplir.
PREGUNTA
¿Cuánto tiempo se puede vivir con una doble vida sin volverse invisible para una misma? Te lo pregunto porque yo me divido. De día soy la hija responsable, la hermana buena. De noche me convierto en algo que no puedo contar. No es que me duela hacerlo. Lo que me pesa es que no puedo mostrarme entera con nadie porque vendo mi cuerpo y he aprendido a vivir así, en la mentira, todos piensan que soy enfermera de noche, que tengo turnos en casas de pacientes graves y en realidad mis pacientes no son graves, sólo tienen rota el alma y buscan las caricias que casa no le dan. Me gano la vida, no le pido nada a nadie pero no sé hasta cuándo puedo aguantar mostrando esta versión incompleta con mis padres y mis hermanas.
RESPUESTA
No eres dos personas; eres una mujer completa, compleja, poderosa, y con derecho a cuidar lo que ha sido tu escudo. No necesitas contarlo todo, pero sí necesitas un espacio —aunque sea pequeño— donde ser toda tú sin máscaras. Ve a terapia, escribe un diario, únete a un círculo de mujeres que no te critique. Cuando una mujer se atreve a mirarse sin juicio, ya no se vuelve invisible. Se vuelve libre.