Este es un espacio informativo para resolver tus dudas sobre sexualidad y orientarte con responsabilidad. Esperamos tus inquietudes, preguntas, sugerencias a

PREGUNTA

Tengo cuatro meses de embarazo, pero desde que supimos del bebé, mi esposo perdió el deseo sexual por mí. Él siempre quiso ser papá, pero también me dijo que no le atraen las mujeres embarazadas y que el sexo en esta etapa se le haría incómodo. Ahora, me pidió tener una amante mientras dura el embarazo, solo por sexo. No sé qué hacer. Me da pavor pensar que pueda cambiarme por otra, pero también me asusta que se convierta en uno de esos hombres que “santifican” a la madre de sus hijos y ya no la ven como una mujer deseable después del parto. Ayuda. María C.

RESPUESTA

Muchas parejas dejan de tener relaciones sexuales durante el embarazo porque temen lastimar al bebé, pero eso no ocurre mientras no se ejerza presión sobre el abdomen y se utilicen posturas cómodas. El embarazo es una etapa de altibajos para las madres, ya que las hormonas tienen un papel importante. Parte de los temores que aparecen tienen que ver con que ciertas emociones, como la ansiedad, se intensifican. Esto puede generar pensamientos fatalistas, elevar el cortisol y afectar la corteza prefrontal (la zona del cerebro que regula el pensamiento lógico y la resolución de problemas), haciendo más difícil tomar decisiones con calma y aumentando los miedos. No debes decidir desde el miedo. Si no estás segura de aceptar que tu esposo tenga una amante, y no tienes claro que podrías lidiar con las implicaciones emocionales que conlleva (porque toda relación erótica implica deseo, atracción y pasión), es mejor no aceptar. Que tu pareja no le resulte atractiva las mujeres embarazadas es una cuestión de gusto personal, no una necesidad sexual.

PREGUNTA

Tengo un amante pero no hay compromiso ni amor, solo afecto y confianza. Mi esposo, que es un tipazo, sabía de esa relación desde antes de casarnos. Le dejé claro que no la terminaría por casarme, porque es algo esporádico, solo para satisfacer el cuerpo. Suele pasar cuando peleamos, calmo mi enojo en la cama de mi amante. Mi esposo hace como si eso no existiera y, de alguna manera, eso ha hecho que nuestro matrimonio funcione. Pero últimamente mi amante significa cada vez menos, lo veo como un objeto sexual, y él me lo ha reclamado. Me dice que lo estoy usando y me hace sentir como si yo fuera la abusadora. Laura P.

RESPUESTA

Todos han estado usándose y nadie parece saber a ciencia cierta qué roles están desempeñando en su triángulo amoroso. Que él te reclame no es menor. Aunque no haya compromiso, sigue siendo una persona, y sentirse usado duele. Si la relación ya no te aporta nada emocional y solo la mantienes por costumbre o desahogo, quizá es momento de cerrar ese ciclo. Tu matrimonio ha funcionado con este acuerdo, pero si una parte empieza a romperse, también puede afectar el equilibrio. Sé honesta: ¿por qué sigues ahí? Si ya no hay conexión, seguir puede volverse una forma de daño para ambos. Lo que deben hacer es ir a una terapia.

PREGUNTA

Mi esposa y yo iniciamos en el mundo swinger, hasta ahora, la experiencia ha sido muy buena. Pero por alguna razón sentimos que la rutina nos está alcanzando. Ya se nos acabó la novedad, pues solo tenemos sexo con una misma pareja. Mi esposa es más tolerante con esta situación. Me ha dicho que para ella está bien cierta estabilidad, que esta fórmula le resulta cómoda porque se siente segura al estar con personas conocidas. Pero yo ya no me motivo igual. Incluso, me pregunto si me estoy cansando del sexo. Ayuda. Josué R.

RESPUESTA

La novedad puede generar mucho estímulo al principio, pero cuando se vuelve rutina, el deseo puede bajar. Tu esposa se siente cómoda con la estabilidad; tú, en cambio, necesitas variedad o un nuevo reto. Esto no significa que estés “cansado del sexo”, sino que tal vez necesitas reconectar con el deseo desde otro lugar: nuevas experiencias, otras dinámicas o tomar una pausa para entender qué te prende. Quizás pueden redefinir sus acuerdos, abrirse a otras posibilidades dentro de sus límites o replantear qué les da placer como pareja. El deseo también se cultiva, no solo se espera.

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