Pepe, dueño junto con su papá y hermano de mueblerías, quedó inscrito en el , lo que le causó mucha preocupación y mala imagen al negocio.

Y todo porque dejó de pagar el arrendamiento a una financiera de una camioneta que, al primer mes, presentó , la llevó a servicio y nada.

Pasaron los meses y solo le daban largas; molesto, dejó de pagar la mensualidad. Al tratar de contratar un crédito para la mueblería, un banco le notificó que aparecía en el buró. Su papá y su hermano le recriminaron la situación y lo urgieron a resolver el problema.

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Echó mano de un modo ágil de resolver diferendos mercantiles: el servicio de mediación del Centro de Justicia Alternativa (CJA) del Poder Judicial de la Ciudad de México (Niños Héroes 133, colonia Doctores, alcaldía Cuauhtémoc), el cual conocía porque la mueblería logró convenios ahí con clientes morosos.

La financiera aceptó. En la primera sesión, el mediador asignado les reiteró a las partes que el objetivo era lograr un convenio que pusiera fin a su diferendo legal, el cual tiene fuerza legal de una sentencia.

Pepe se molestó porque lo metieron al buró, reconoció el adeudo y subrayó que dejó de pagar porque no recibió el servicio.

Su contraparte reviró que dejar de pagar no fue correcto, y le dijo a Pepe que adeudaba 90 mil pesos. Además, le aclaró que nunca se puso en contacto para que le reemplazaran la unidad, como estipula el contrato.

Pepe reconoció que no leyó esa cláusula, y pagó mediante un depósito, con lo que quedaría fuera del buró de crédito.

Así, ambas partes firmaron el convenio y agradecieron el servicio de mediación que brinda de manera gratuita el CJA.

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