Cuando la aparente pericia personal o imprudencia sustituye al respeto por las reglas y la prevención, la velocidad deja de ser una ventaja en las ciudades y se vuelve riesgo mortal.
La motocicleta promete movilidad rápida y ahorro, pero no admite margen de error.
Las cifras lo confirman: en promedio, cada día, a través de la línea de emergencias 9-1-1, en el C5 atendemos 65 reportes de accidentes relacionados con motociclistas. Y los hechos pueden ser fatales.
Por ejemplo, esta semana en Iztacalco, una motorista murió al impactarse contra un árbol luego de perder el control del vehículo; en Ecatepec, la imprudencia del conductor de una pipa terminó con la vida de una mujer que viajaba con su hijo como copiloto.
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Dos tragedias con distinto escenario, pero un mismo mensaje: la moto no admite exceso de confianza. Este medio de transporte puede dar la falsa sensación de libertad, pero también obliga a tener juicio. No hay margen de error cuando el cuerpo es la carrocería.
Casco, luces, respeto al carril y los límites de velocidad marcan la diferencia.
Frente a esa realidad, la jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, ha propuesto reformas para regular el uso de motocicletas y scooters eléctricos, las cuales, entre otros aspectos, clasifican a las motos eléctricas con velocidad superior a 25 km/h como vehículos motorizados, prohíben circular por ciclovías, banquetas y carriles exclusivos para transporte público.
¡Ponte al tiro! Que el Día de Muertos nos ayude a recordar que la calle no perdona a quienes pretenden pasarse de vivos.
@guerrerochipres


