Las leyendas mexicanas también rugen en la pista. Mitos, velocidad y muerte conviven sin chocar. se cruza con el Día de Muertos y convierte a la Ciudad de México en una pista.

El Gran Premio de México no solo celebra una década de velocidad, también una nueva forma de entender lo que somos. Por primera vez, las escuderías adoptaron apodos en clave mexicana: Ferrari se hace llamar , Red Bull se presenta como Los Toros Rojos, McLaren se bautiza Los Papayas Campeones y Mercedes como Las Flechas Plateadas. Más allá del marketing, está la identidad.

La Jefa de Gobierno, , recorrió ayer la pista del Autódromo Hermanos Rodríguez y cortó el listón para que oficialmente quedara inaugurado el Gran Premio.

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En las inmediaciones, otra escudería se mueve con precisión. Casi 4 mil elementos de la SSC y más de 400 patrullas forman el operativo de seguridad. Se suma la presencia de una de las dos unidades móviles del C5, conocidas como C2 Móvil y equipadas con mástil y cámara telescópica.

Otras 117 cámaras, tan solo en las inmediaciones del Autódromo, complementan el ecosistema de vigilancia para el evento a realizarse entre el viernes y domingo.

Mientras los monoplazas rugirán en la pista, las avenidas se llenarán de catrinas y catrines desde Chapultepec hasta el Centro Histórico. Esta conjunción entre el Gran Premio y el Desfile de Catrinas es una postal única que solo la CDMX puede ofrecer.

¡Ponte al tiro! La capital ya está en modo GP y Día de Muertos, porque en esta ciudad, velocidad y memoria corren juntas.

@guerrerochipres

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