Ser operador de un auto de alquiler implica un riesgo que pocos conocen… las tentaciones. Amarga experiencia que nos cuenta nuestro amigo Marcelino.
“Una mujer joven me hizo la parada, con ella estaba otro chavo de unos 28 años. Él le abrió la puerta trasera para que subiera y se la cerró. ‘Va para la Valle Gómez, ahí te la encargo’, me dijo.
“Debo confesar que me gustó la actitud del chavo, cosas que ya no se ven en estos tiempos.
Lee también: Taxista narra como corrió con suerte y se libró de un asalto en CDMX
“Al avanzar unas calles, la chica, quien me dijo llamarse Marina, me tuteó y soltó una pregunta comprometedora: ‘¿Alguna vez te has metido con alguna de tus pasajeras?’ Le respondí que no, que nunca.
“Ella insistió: ‘Te ves muy bien, me gustan las personas maduras y te ofrezco unas horas de placer, por sólo mil pesos’. Yo le dije que no; me lo propuso dos veces más, yo me negué.
“Entonces, su oferta se convirtió en amenaza: ‘Mira, la cosa es sencilla, o me das los mil pesos que te pedí o empiezo a gritar que me quieres violar. Atrás de nosotros viene mi amigo y otra persona, si no me das el dinero, grito, y ellos te la van a partir y dirán que ellos vieron que me estabas tocando’.
“Le dije que estaba loca, entonces se jaló la blusa y se sacó los pechos. Fue cuando me di cuenta que el asunto iba en serio: ‘Sólo traigo 600 pesos, le dije, no hay más’. Ella me dijo ‘no mames, mil o nada. Está bien, dame el dinero y tu celular’ y se lo tuve que dar.
“Cuando se bajó, atrás se estacionó el coche que me iba siguiendo y se fueron rápido. “Esa fue mi aventura y ocurrió a plena luz del día”, concluye Marcelino. Manda tu historia a rrodolfo68@yahoo.com.mx