José Luis nos cuenta una en donde ayudó al padrino de anillos de boda a encontrar bueno, bonito y barato.

“Era un sábado, a las 10 am, cuando en Rojo Gómez y Sur 22, un señor me pidió llevarlo al

“Me comentó sería padrino de argollas, que juntó poco dinero y buscaba un par económico, a sus posibilidades: ‘Aprecio mucho al novio, pero no me alcanza para algo caro’, dijo con voz preocupada.

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“La misa sería a las 5 de la tarde, así que traía prisa y poco dinero. Como buen taxista, le recomendé que fuera a la casa de empeño y posiblemente habría algo barato.

“Su situación me conmovió y le dije: ‘Si no desconfía, lo acompaño, tengo un amigo joyero en la calle de Palma’ y aceptó.

“Metimos el taxi a un estacionamiento, total que no encontramos nada, pero fuimos con mi amigo y nos propuso hacer el par de argollas lisas de diez kilates y el grabado. El precio fue bajo y se las daba en dos horas.

“Como agradecimiento, el señor me pagó mi tiempo, incluido el estacionamiento y me fui. Ya por la tarde, mi amigo joyero me llamó para decirme que el cliente se fue muy contento y que se las había entregado a la una de la tarde.

“Yo me sentí contento, porque todos salimos ganando ambos”.

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