En ocasiones, los operadores de autos de alquiler pecan de galanes, algunos son muy atentos, tratan bien al pasaje, pero a otros les gusta ‘tirar rostro’ con las pasajeras durante el tiempo que dura el viaje. Y es de eso de lo que trata nuestra historia de hoy, la cual nos compartió Ernesto, a quien le apodan “El todas mías”.
“Ya sabe mi señor, no soy mal parecido y siempre he tenido mi pegue, pero no sólo por eso, sino porque tengo verbo, les habló bonito, les digo lo quieren escuchar y eso les encanta.
“Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, mi última aventura fue bastante dolorosa. Hice migas con una chava y de lunes a viernes iba por ella a su trabajo, en la colonia Roma y la llevaba hasta la Agrícola Oriental.
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“Ella ya no se sentaba en atrás, sino en el asiento del copiloto y poco a poco nos agarramos cariño. Todo iba de perlas, pero como nunca falta un pelo en la sopa, un día ella me contó que su ex le reclamó por nuestra relación.
“Muy valiente le dije que si le volvía a decir algo, arreglaba las cosas. Total, que una semana después me comentó que la había molestado. Enojado, le pedí que me enseñara quién era y ella lo hizo.
“La dejé en su casa y fui a reclamarle el cuate, pero sin más se me echó encima, me pegó como a su hijo y yo ni pío dije. Luego me amenazó que si me volvía a ver con ella, me iría peor. La verdad quedé espantado y ya no regresé ni por el cambio”, cierra Ernesto su relato.