José Andrés es un taxista que se siente orgulloso de su experiencia para evitar ser asaltado, con tan sólo ver el aspecto de quien le hace la parada.
“La verdad tengo un ojo de águila para oler a los malandros, no en balde vivo en la Nueva Atzacoalco”.
Sin embargo, el pasado 25 de enero, su instinto le falló.
Lee también: Taxista denuncia atropello sin consecuencias legales, esta es la indignante historia
“Eran como las ocho de la noche y dos señoritas me hicieron la parada, enfrentito de Lecumberri.
“Vamos a la Cineteca, me dijeron. Me metí entre las calles para salir al Eje 2, con la intención de hacer tiempo y salir por Reforma. Las chavas alegaban sobre perfumes.
“Lo cierto es que al pasar el Eje 1 y Reforma, una de ellas me pidió mi opinión sobre los perfumes. El primero olía muy rico, pero el segundo y el tercero medio furris, luego me dieron otro y, entonces, una de ellas me pidió parar para hacer una recarga a su celular en una farmacia.
“Me estacioné y ya no supe más, cuando desperté, estaba en la calle de Luna, en la colonia Guerrero. Las chavas me durmieron con algo, porque se llevaron mi celular, el dinero de la cuenta, el estéreo del coche, mis tenis, chamarra y memorias con música.
“Me dio mucho coraje porque siempre desconfío, y no la vi llegar. Les cuento esto para que mis compañeros estén alertas, pues es una forma diferente de robar, sin llamar la atención. Pónganse abusados”, termina José Andrés.
Manda tu historia a rrodolfo68@yahoo.com.mx