El Centro Histórico (CH) no está sitiado solo por la CNTE. Está siendo desplazado por la indiferencia. Como empresarios del CH, estamos profundamente preocupados. Lo que hoy vivimos no comenzó con el plantón de la CNTE. Es la estocada final de una crisis que lleva tiempo: cierres viales constantes, bloqueos, manifestaciones, comercio informal y falta de acompañamiento institucional.
Hoy, otra vez, amanecimos sitiados. Calles como Corregidora, Correo Mayor, Jesús María y Academia están cerradas incluso al paso peatonal. Nuestros empleados y clientes no pudieron llegar. Nadie informó nada. El impacto fue inmediato y devastador.
No es un mal día, es la norma. Y el daño no es solo económico: quien intenta venir y no puede, difícilmente vuelve. Lo peor es la pérdida de confianza, el acceso y la seguridad.
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Esta última, la seguridad, no es menor. Hace unas semanas, la muerte de dos jóvenes —una cercana a la Jefa de Gobierno— nos recordó que aquí también se siente miedo. ¿A quién están cuidando estos operativos si quienes trabajamos aquí no nos sentimos protegidos?
Más de 30 mil negocios operan en la zona. Al menos el 30% está en riesgo de cerrar. Se pierden más de 6 mil millones de pesos en una semana. No es un reclamo aislado: es el grito de una comunidad que ha resistido… y ya no puede más.
Con Sheinbaum como Jefa de Gobierno hubo diálogo y colaboración. Hoy, la actual Jefa de Gobierno no ha mostrado disposición. Es momento de hacerlo realidad.
No venimos a confrontar, sino a proponer. Queremos sumar voces responsables para marcar la diferencia. No buscamos ser un problema, sino parte de la solución.
Defendemos el derecho a manifestarse. Pero también pedimos que se respeten los nuestros: trabajar, movernos, recibir a nuestros clientes, vivir sin miedo.
— Unos empresarios preocupados del Centro Histórico.