En el entretenimiento todo pasa tan rápido, que a veces ni nos damos cuenta. ‘La casa de los famosos’, como muchos ‘realities’, vive de emociones fugaces: hoy, un pleito; mañana, un romance; pasado mañana, un escándalo. Lo que hoy es trending, mañana ya no importa. Ese es, irónicamente, su gran reto.
Pero entre tanto ruido, de vez en cuando aparece alguien que rompe el molde. No por polémico, sino por genuino. Ese fue Abelito.
Con el paso de los días está mostrando en ‘La casa’ su autenticidad, su ternura y su particular manera de estar en el mundo, lo que desarmó al público. Y sin pretensiones ni discursos, se volvió el centro de una conversación urgente: la empatía, la visibilidad y la verdadera inclusión.
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Platiqué con doña Cristina, su mamá, desde Zacatecas. Me contó que Abelito fue educado con los valores de una familia mexicana tradicional. Su amor por el espectáculo nació desde niño, cuando hacían de payasitos en fiestas. Sobre su condición, fue clara: nunca fue un límite, sino un motor. Cuando enfrentaban injusticias, no iban a darle un chanclazo a los niños que le señalaban, buscaban generar reflexión entre los propios niños explicando su condición, con la premisa del respeto, esfuerzo y dignidad.
Su presencia en pantalla no solo generó ternura, también conversación. Lo que antes se veía con morbo, hoy, poco a poco —afortunadamente— se debe transformar en respeto.
Es por ello que la producción debe cuidar el mensaje que manda, porque es muy fácil convertir a Abelito en una caricatura.
Aunque no falta quien desde la perversidad espera que tropiece o cometa un error para ganar rating, pero no se da cuenta que con ello se desvirtúa el mensaje de inclusión.
Uno de los mayores retos —y riesgos— de la producción es presentar la diversidad como un símbolo impecable, pues la verdadera inclusión también implica reconocer que todos, sin excepción, tenemos derecho a fallar sin ser descartados por ello.
En ese sentido, ‘La casa’ ha tenido aciertos importantes, y uno de los más visibles ha sido la inclusión generacional. En un mundo que idolatra lo joven, el reality apostó por figuras mayores de 35 años, conectando con una audiencia que valora la experiencia, las historias de vida y las segundas oportunidades.
Habrá quien diga que los ‘realities’ no son lo suyo —yo me incluyo—, pero hay que reconocer cuando algo cambia el rumbo. Y ‘La casa de los famosos’ lo está haciendo, al menos hasta hoy.
Ojalá no lo echen a perder, porque cuando por fin se construye algo con sentido, sería imperdonable verlo caer por la tentación de lo fácil, lo burdo y lo barato. Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.