Anabel Hernández y la editorial Penguin Random House enfrentan un revés judicial importante tras perder la primera instancia en el proceso iniciado por Violeta Vizcarra, luego de que su imagen fuera utilizada sin autorización en el libro ‘Las señoras del narco: Amar en el infierno’. La resolución, dada a conocer por la defensa legal de Vizcarra, establece que tanto la portada como el contenido de la obra incluyeron una fotografía tomada de sus redes sociales, sin consentimiento, lo que constituye una infracción directa a sus derechos de imagen.
Aunque la editorial intentó ampararse en la libertad de expresión, la autoridad fue clara: ese derecho no justifica el uso comercial de la imagen de una persona, mucho menos cuando se le vincula con actividades delictivas sin pruebas ni autorización.
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Como resultado, Penguin Random House fue sancionada por el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual, con una multa que rebasa el medio millón de pesos. Además, Vizcarra puede reclamar una indemnización adicional por daños y perjuicios, que podría representar hasta el 40% de las ventas netas del libro.
Aunque Vizcarra no está actualmente ligada al mundo del entretenimiento, el hecho de que su imagen haya sido usada en una publicación cargada de nombres del espectáculo contribuyó a que el caso tomara fuerza mediática, lo que elevó su atractivo comercial y posicionó a la autora incluso en espacios tradicionalmente reservados para el chisme, donde incluso concedió entrevistas.
Este caso no es aislado. Anabel Hernández también enfrenta una demanda de Ninel Conde, quien acusa el uso indebido de su imagen en otro de los libros de la misma saga. Aunque en su momento se aseguró que la periodista había ganado ciertas instancias, la reciente resolución demuestra que aún hay cuentas pendientes en tribunales, tanto legales como éticos.
Fuera de los reflectores, Vizcarra tuvo el tiempo necesario para estructurar con sus abogados una defensa sólida, que hoy le da un triunfo jurídico relevante, incluso tener un informe completo de las ‘fuentes’ que con Anabel Hernández construyeron su historia.
Sin embargo, lo más importante no es solo el resultado económico o la sanción a la editorial, sino el precedente que se establece sobre el respeto a la imagen personal en obras con interés comercial y del chismecito.
Más allá de la multa, este fallo replantea los límites de las investigaciones, en una era donde una fotografía puede ser viral o convertida en mercancía editorial sin contexto, ni permiso.
Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.