Vaya enredo en el que terminaron los organizadores por el descuido monumental en la tragedia del Bicentenario. Aunque todo indica que en los próximos días habrá novedades, la cancelación de los eventos es prácticamente un hecho. Y ojo: se dice que la concesión actual dejará de operar en enero próximo. Por lo tanto, la Operadora de Proyectos de Entretenimiento, encabezada por Carlos McPhail, solo tiene hasta diciembre para seguir realizando eventos... que, dicho sea de paso, ya dejaron de ser masivos y, de entrada, dejaron sin chamba a cientos de personas.
Lo insólito es que, hasta ahora, ningún funcionario ni directivo del parque será sancionado. Al contrario, quienes están pagando los platos rotos son las empresas que proveyeron la plataforma que cayó y terminó con la vida de dos fotógrafos.
Culpar a los hilos más delgados mandaría un pésimo mensaje y convertiría en una burla las supuestas ‘acciones correctivas’ que, en lugar de atacar el fondo del problema, solo apuntan a los eslabones más débiles del evento y del parque. Como si eso regresará a quienes perdieron la vida.
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¿Qué hizo la alcaldía?
Otros que también ‘se volaron la barda’ con sus protocolos y comunicados son los de la alcaldía Benito Juárez, quienes emitieron boletines tan confusos que, más que aclarar, enredaron todo. La cancelación del concierto ‘Juntos’ parece más un acertijo que una explicación. Publicaron dos versiones distintas, repletas de jerga técnica, como si quisieran que nadie entendiera. Dicen que faltaron documentos de Protección Civil, pero nunca queda claro quién los debía entregar ni si había forma de corregirlo.
Lo más raro: cancelaron con más de 10 días de anticipación, cuando todavía había margen para solucionar. Y lo peor de todo: ni una sola palabra para los más de 45 mil asistentes que ya tenían boletos en mano. No hay reembolso, no hay nueva fecha, no hay ni un ‘perdón por el desmadrito’. Literal, dejaron a miles de personas colgadas, como si no contaran.
Y eso que un evento de ese tamaño habría generado una importante derrama económica para los habitantes de la alcaldía, pero la limitada visión del alcalde le impide ver más allá de su oficina... o de su zona de confort.
Quieran o no, la decisión del alcalde Luis Mendoza deja a Benito Juárez sin una fuente de empleo significativa, porque abrir un coloso como La México no es cosa menor: genera ingresos para una gran cantidad de trabajadores que viven al día. Pero claro, tal vez estos eventos le incomodan... o le benefician. Su jugada fue poco brillante y dejó claro que, al final, Mendoza quedó endosado, pues prefirió ‘patear el bote’ antes que buscar soluciones. Una decisión que ni él parece entender. Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.