DELEZNABLE

La de ayer fue una de las marchas más violentas de los últimos años, en donde infiltrados realizaron actos vandálicos en comercios y atacaron a la policía, dejando a varios de ellos heridos.

Sin embargo, así como es reprobable la actitud de los presuntos manifestantes contra los uniformados, también lo es la actitud de los policías contra la prensa.

Y es que, en medio de la violencia ejercida por el Bloque Negro, pareciera que los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana no buscaron quién se las hizo, sino quién se las pagara, y lo más fácil para ellos fue golpear representantes de los medios de comunicación.

Se comparte la indignación de las autoridades por cómo actuaron los vándalos embozados, pero también deberían de censurar el actuar de algunos de sus policías.

¿Y LA INTELIGENCIA?

Y todo indica que la inteligencia no se les da a las autoridades de la Ciudad de México, pues ayer los llamados “anarcos” lograron hacer destrozos sin que la policía pudiera desactivarlos antes. Incluso, se habló de que se habían designado 500 policías para atender la marcha y luego debieron sumarse cientos más, casi el triple de los que habían sido considerados, cuando las autoridades se dieron cuenta de que todo se les había salido de control. Pero ya era muy tarde.

MÁS AGRESIONES

Donde también detonó la violencia fue en el Estado de México, en particular en la ciudad de Toluca, donde también los reporteros fueron agredidos por la policía municipal.

La historia fue casi la misma de la Ciudad de México, pues tras las confrontaciones entre uniformados y presuntos manifestantes, los representantes de los medios que están ahí para documentar, quedan en medio de ambos y resultan agredidos por uno u otro de los involucrados.

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