Con solo 25 años, Alberto decidió terminar con su vida atándose una cuerda al cuello y colgándose del techo de un triciclo adaptado como puesto ambulante de la en la alcaldía Cuauhtémoc.

Cerca de las 5:00 de la tarde del sábado, el aprovechó que el local, ubicado entre Avenida Juárez y Balderas, estaba solo y enganchó un lazo en una de las barras metálicas que sostenían las lonas del local ambulante.

Fue uno de los vendedores quien lo halló y dio aviso a sus compañeros. Ellos le gritaron y trataron de ayudarlo, pero él simplemente ya no respondió.

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El joven, quien al parecer sufría una adicción, quedó suspendido a la vista de decenas de vendedores, quienes estaban consternados por su muerte.

Y es que él era muy conocido y querido por los comerciantes porque les ayudaba a hacer mandados. Incluso, los niños de la zona lo conocían por ser una buena persona y de cariño le decían “primo”.

Ese amor que le tenían sus más allegados no impidió que Alberto decidiera terminar con su vida.

Con ayuda de lonas y mantas, los vendedores taparon su cadáver, mientras peritos de la Fiscalía capitalina recababan los indicios correspondientes y lo retiraban del sitio.

Las maniobras causaron inquietud entre decenas de ciudadanos quienes paseaban por la Alameda y observaban la movilización policiaca en el área.

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