El y muchas moscas afuera del domicilio marcado con el número 117, en la calle de Fresno, hizo que una vecina de la le llamara a los policías.

Bomberos de la Ciudad de México abrieron la puerta y la pestilencia fue insoportable.

Ahí encontraron el cadáver de la señora Rosa, de 80 años, en avanzado estado de descomposición.

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-Lo que más me da tristeza es que murió sola-, contó Lilia, quien despacha una tienda de abarrotes enfrente.

Rosa ya casi no salía y era muy raro que alguien la visitara. A veces llegaba uno de sus sobrinos, pero nadie se enteró de su muerte.

Cuando necesitaba algo, Rosa atendía a la gente en la rendija de la puerta. No salía para nada.

La tarde de este ocho de marzo la encontraron sin vida en un cuartito obscuro, donde se lucía la fotografía de un hombre, a quien identificaron como su hermano ya fallecido.

Una ambulancia forense llegó al sitio a las tres de la tarde, pero no se llevó su cuerpo debido a que determinaron que correspondía a la Fiscalía especializada en feminicidios llevarse el cuerpo.

-Fue muerte natural y es por protocolo-, indicó uno de los policías.

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