El nombre de Pedro Pablo Nakada Ludueña evoca uno de los episodios más brutales de la criminología peruana. Conocido por la prensa como el "Apóstol de la Muerte", este sujeto fue el responsable de una ola de asesinatos que, según las investigaciones, se acercó a las 25 víctimas entre 2005 y 2006. escalofriante no es solo la cifra, sino la justificación detrás de sus actos: una supuesta "misión divina" de "purificar" a la sociedad.

La historia de Nakada es un trágico recordatorio de cómo una infancia violenta y plagada de abusos puede moldear un futuro criminal. Nacido en El Agustino, Lima, creció y humillaciones que sembraron un profundo resentimiento y lo empujaron a una espiral de violencia que escaló desde el maltrato animal hasta convertirse en un asesino en serie.

¿Cuál fue el origen de la violencia en la vida de Nakada Ludueña?

La infancia de Pedro Pablo Nakada por el abandono emocional y la violencia. Su madre padecía problemas psiquiátricos, y su padre, alcohólico, lo sometía a severos maltratos. A esto se sumaban las humillaciones constantes por parte de sus hermanas y el acoso escolar.

La falta de afecto y la acumulación de traumas, que incluían abuso sexual por parte de sus hermanos mayores según sus propias confesiones, lo llevaron a desatar su frustración de forma cruel. Inició su camino en la violencia torturando y matando animales —gatos, perros y otras especies—, un precursor común en la conducta de futuros asesinos en serie.

¿Cómo justificaba el "Apóstol de la Muerte" sus crímenes?

Nakada inició formalmente su racha criminal en enero de 2005. Los registros muestran que utilizaba armas de fuego de distintas marcas y se valía de silenciadores que fabricaba artesanalmente, siguiendo tutoriales en Internet.

Lo que impulsaba sus asesinatos no era el robo, sino una motivación delirante. Afirmaba que escuchaba voces que él interpretaba como divinas, las cuales le ordenaban eliminar a los pecadores para llevar a cabo una purificación de la sociedad. Esta creencia lo llevó a asesinar indiscriminadamente a cerca de 25 personas en las zonas de Chancay y Huaral.

¿Por qué la condena de Nakada terminó modificándose a inimputabilidad?

El "Apóstol de la Muerte" fue capturado el 28 de diciembre de 2006, justo antes de ejecutar un plan para detonar una granada. Inicialmente, fue condenado a 35 años de prisión y, de manera insólita, durante el juicio, él mismo pidió la pena de muerte por considerar la sentencia insuficiente. Los primeros informes psicológicos determinaron que padecía un trastorno disocial.

Sin embargo, tras un intento de suicidio en 2009, se realizaron nuevas evaluaciones psiquiátricas. El diagnóstico final concluyó que Nakada padecía esquizofrenia paranoide.

Este cambio en el diagnóstico fue crucial, ya que la esquizofrenia lo declaró inimputable ante la ley, incapaz de comprender la gravedad y las consecuencias de sus crímenes.

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