Más Información
El 2 de noviembre simboliza el reencuentro entre vivos y difuntos, un momento para recordar y mantener viva la conexión con el alma de nuestros seres queridos.
Existen prácticas espirituales que, con el paso del tiempo, se transforman en parte de las tradiciones mexicanas. En el Día de Muertos —el 2 de noviembre— diferentes visiones se unen para honrar a quienes partieron del plano material.
En esta ocasión, Padme Vidente, colaboradora del periódico, y Yamarash Esotérico, especialista en ciencias ocultas, unieron su sabiduría para ofrecer consejos espirituales sobre cómo preparar una ofrenda que combine tradición, energía y devoción.
Lee también: Procesan a doctor que abusó de paciente en Coyoacán y quien fingió su muerte para librar la cárcel
¿Cómo preparar una ofrenda espiritual para el Día de Muertos?
Padme Vidente ofrece un consejo simple, pero simbólico: colocar un cirio en forma de pan de muerto. Este elemento encarna el espíritu de la festividad, pues el pan representa el ciclo de la vida y la muerte, y su aroma dulce evoca la memoria de los seres queridos.
Por su parte, Yamarash recomienda añadir una veladora en forma de cráneo o una calaverita de azúcar con una intención especial: “Debe escribirse el nombre de una persona viva, no el de un difunto. Este acto sirve para trabajar el apego y recordar que nuestro paso por este plano es temporal”.
El aire es el medio que transporta las oraciones y los aromas al plano espiritual. Padme Vidente aconseja usar copal en gota sobre carbón como gesto simbólico de conexión.
La tierra representa el equilibrio y la abundancia, por lo que Yamarash sugiere colocar una manzana en el altar como símbolo de renovación energética. “La manzana absorbe las energías negativas; si se descompone pronto, captó cargas tristes, si permanece fresca, indica armonía y buena vibración”.
El agua es indispensable en toda ofrenda: purifica, limpia y refresca tanto el espíritu como el ambiente. Padme Vidente recomienda usar un preparado de esencias de arcángeles para rociar y bendecir el altar, generando paz y armonía.
La combinación del agua, los aromas, la salvia y el fuego de las velas crea una atmósfera mística ideal para conectar con las almas que regresan durante estas fechas.
Toda vela puede transformarse en un canal espiritual si se consagra con intención: escribir el nombre de la persona viva en el cuerpo del cirio, untarla con canela o esencia rosada y añadir unas gotas de Siete Machos para activar su poder espiritual.
El fuego no solo ilumina, sino que refleja la voluntad del espíritu humano, transformando y manifestando lo invisible.
Como toque final, puede colocarse un espejo con la figura del Árbol de la Vida, símbolo de equilibrio y permanencia. Representa las raíces que sostienen y las ramas que se elevan al cielo, recordando que la vida es un ciclo continuo. “El espejo nos muestra el presente y nos recuerda que aún estamos aquí para honrar a quienes partieron”, concluye Yamarash Esotérico.







