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En los años noventa, mientras Colombia enfrentaba un clima de violencia y miedo, una figura se movía en silencio entre barrios, pueblos y montañas. Se hacía llamar María Concepción Ladino, aunque muchos la conocieron por otro nombre: “La Bruja Asesina”. Su mirada tranquila, su voz pausada y su habilidad para inspirar confianza le permitieron acercarse a sus víctimas sin levantar sospechas. Pero detrás de ese rostro amable se escondía una de las mentes criminales más oscuras del país.
Todo comenzó con promesas de sanaciones, limpias y rituales espirituales. Ladino se presentaba como una guía capaz de curar enfermedades, atraer la fortuna o alejar las malas energías. Así fue como decenas de personas, desesperadas por sus problemas, llegaron hasta ella buscando esperanza. Lo que no sabían era que estaban entrando en una trampa mortal.
La falsa curandera
Entre 1994 y 1998, María Concepción Ladino cometió al menos seis homicidios y múltiples estafas millonarias. Sus víctimas eran hombres y mujeres de distintas edades, a quienes drogaba o engañaba antes de asesinarlos. En ocasiones usaba brebajes, somníferos o falsos rituales, y en otras los atacaba directamente con piedras o fuego.
Uno de los casos más aterradores fue el de tres hermanas, quienes acudieron a ella para salvar a su madre enferma. La supuesta “bruja” las llevó a una sesión espiritual en una zona rural, donde las despojó de 13 millones de pesos y, sin piedad, las golpeó hasta matarlas. Otro de sus crímenes ocurrió cuando una víctima fue drogada y quemada dentro de un automóvil, una escena que horrorizó a las autoridades por su crueldad.
Su habilidad para manipular psicológicamente a las personas le permitió escapar por años. En barrios de Bogotá, Fontibón y Bucaramanga, era vista como una mujer sabia, alguien con poderes sobrenaturales. Nadie imaginaba que detrás de los rezos y las velas, se ocultaba una asesina serial.
La captura de la Bruja Asesina
La suerte de Ladino terminó en 1999, cuando la policía reunió suficientes pruebas para detenerla. Durante el juicio, los investigadores revelaron el patrón que unía todos los casos: engaño, codicia y muerte. Los fiscales la describieron como una mujer fría, calculadora y carente de remordimiento.
Finalmente, fue condenada a 40 años de prisión por homicidio y estafa. En su sentencia, los jueces destacaron que utilizó la fe y la vulnerabilidad de sus víctimas como herramientas para cometer sus crímenes.
El eco del miedo
La historia de María Concepción Ladino quedó grabada en la memoria de Colombia. Programas como Instinto Asesino de Discovery Channel reconstruyeron su caso, mostrando cómo una mujer común se convirtió en símbolo de terror y manipulación.
Hoy, su nombre sigue provocando escalofríos. “La Bruja Asesina” representa el lado más oscuro de la fe: el que transforma la esperanza en horror y convierte los rituales de sanación en escenarios de muerte. Un recordatorio de que, a veces, los monstruos no se esconden en la noche, sino detrás de una sonrisa que promete ayudarte.








