El día de hoy te hablare de un asesino que el corazón de París ocupado por los nazis, en una época de miedo y desesperación, el Dr. Marcel Petiot, un médico respetado y carismático, quien se presentaba como un salvador, miembro de la resistencia.

Los que la gente no sabía es que detrás de la fachada de heroísmo de Marcel Petiot se escondía una verdad que le ganaría el apodo de "Doctor Satán". Su promesa de salvación era, en realidad, un pasaje a una muerte segura en su macabra mansión del número 21 de la calle Le Sueur.

¿Cómo fue la infancia de Marcel Petiot?

La oscuridad de Petiot no nació con la guerra; sus raíces se hundían en una infancia problemática. Nacido en 1897 en Auxerre, Francia, Marcel Petiot mostró desde muy joven una inteligencia brillante, pero eclipsada por un comportamiento antisocial y alarmante, pues antes de la adolescencia, ya había sido expulsado de varias escuelas y tenía un historial de pequeños delitos, incluido el robo de un buzón de correos.

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Los diagnósticos psiquiátricos tempranos lo declararon con "problemas mentales", una etiqueta que lo excusaría de varios cargos juveniles pero que también presagiaba la tormenta que se avecinaba, incluso su servicio en la Primera Guerra Mundial estuvo manchado por la inestabilidad, pues fue herido, gaseado y diagnosticado con neurosis de guerra, pero también fue arrestado por robar mantas y morfina a sus compañeros.

¿Cuál era el modus operandi de Marcel Petiot para acabar con sus víctimas?

A pesar de su historial, Petiot utilizó un programa de educación acelerada para veteranos de guerra y, sorprendentemente, completó la carrera de medicina en solo ocho meses; ya como médico, estableció una consulta que rápidamente ganó una reputación impresionante.

Marcel Petiot era elocuente, encantador y, para muchos, un pilar de la comunidad, además nadie podía imaginar que su juramento hipocrático era una máscara para la crueldad que se gestaba en su interior.

La Segunda Guerra Mundial le proporcionó el escenario perfecto y bajo el alias de "Dr. Eugène", Petiot tejió una red de engaños, con la ayuda de cómplices, atraía a personas desesperadas, principalmente judíos adinerados, que buscaban huir del régimen nazi, cobrándoles sumas exorbitantes por un pasaje seguro a Argentina, confiscando sus posesiones con la promesa de enviárselas más tarde.

El último paso de su macabro plan era una supuesta "vacuna" necesaria para el viaje, la cual era la última mentira que sus víctimas escucharían, pero la jeringa no contenía un antídoto, sino una dosis letal de cianuro.

Una vez muertas, las víctimas eran despojadas de todo y sus cuerpos se convertían en un problema logístico. Con una frialdad calculadora, Petiot desmembraba los cadáveres en el sótano de su casa, posteriormente utilizaba una caldera de carbón para incinerar los restos o los disolvía en cal viva, un método horripilante para borrar toda evidencia.

¿Cómo fue descubierto Marcel Petiot por sus crímenes?

El hedor del mal no pudo ocultarse para siempre y el 11 de marzo de 1944, los vecinos, alarmados por un olor nauseabundo y persistente, llamaron a los bomberos. Al entrar en el número 21 de la calle Le Sueur, las autoridades se encontraron con una escena sacada de una pesadilla: la caldera estaba atascada con restos humanos y en el sótano se apilaban partes de cuerpos. Se encontraron los restos de al menos 23 personas.

Petiot, que inicialmente intentó engañar a la policía haciéndose pasar por un héroe de la Resistencia, fue finalmente capturado, en tanto su juicio en 1946 conmocionó a una Francia que se recuperaba de la guerra, mientras Petiot con una audacia increíble, afirmó ser un patriota que había eliminado a más de 60 colaboradores y alemanes.

El Juicio del "Doctor Satán"

La fantasiosa historia de heroísmo se desmoronó ante las pruebas. Las maletas llenas de las pertenencias de sus víctimas delataban su verdadero móvil, y quedo comprobado que Petiot no era un justiciero, sino un depredador que se aprovechó del pánico para enriquecerse.

Marcel Petiot fue declarado culpable de 26 asesinatos y sentenciado a muerte, el 25 de mayo de 1946, la guillotina puso fin a la vida del hombre que se transformó de médico sanador a uno de los asesinos en serie más aterradores de la historia de Francia.

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