Roberto encontró la libertad plena en TikTok. Cuando el juez pronunció "22 años, tres meses, 11 días de prisión", lloró porque su mundo se desplomaba.
Ese momento en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente marcó el punto más bajo de una vida atravesada por los errores. Hoy, desde la libertad, comparte su historia con sus 14,000 seguidores que encuentran en sus palabras una oportunidad de reflexión.
Su voz llega a través de videos a los que ya les quitó todos los filtros. No hay escenografías ni discursos elaborados. Solo un hombre de mediana edad, con audífonos gastados, dirigiéndose a "la bandita" con lenguaje directo, coloquial y lleno de experiencia.
Lee también: Bikers plomean a chava y ella le echa la culpa a su perro, ¿por qué mintió así?
Sus seguidores no buscan perfección; buscan autenticidad, y los 120,000 likes son el testimonio de ello.
La cárcel le enseñó lecciones que no aparecen en los manuales de autoayuda. Conoció el miedo real, la humillación, el trabajo con la policía dentro del penal. “Me denigré, me humillaron", reconoce, "pero nunca puse a la banda".
Son experiencias que forjan la credibilidad de su mensaje. Cuando habla de depresión, conoce los “túneles que huelen a azufre”. Cuando menciona las drogas, sabe lo que significa despertar con "el demonio de querer consumir". Su honestidad no oculta las cicatrices.
El núcleo de su discurso gira en torno a una idea poderosa: "Tú eres un ser maravilloso", repite en sus videos, dirigiéndose especialmente a jóvenes que enfrentan adicciones o crisis emocionales.
Garduño recibe mensajes privados de mujeres víctimas de violencia, de jóvenes perdidos, de personas que necesitan escuchar que alguien cree en ellas.
Lee cada mensaje, responde cuando puede y convierte esas conversaciones en contenido para nuevos videos.
La crítica no lo detiene. Los comentarios negativos forman parte del proceso. "Eso me hace más fuerte", dice. Su familia es su motor. Menciona a sus padres con remordimiento y gratitud: “¿Sabes con qué les pago? Con verme sobrio”.
Garduño no se presenta como un modelo a seguir, sino como un compañero. Invita a salir a correr, abrazar a la familia, proponerse una meta. Acciones simples que transforman vidas.
Su mensaje resuena porque viene de quien ha vivido las consecuencias. Cuando dice "siempre hay tiempo para una segunda oportunidad", lo dice con la voz de la experiencia.