Higinio nació en una ; sus padres trabajaban en la fábrica La Morena.

Desde niño quiso estudiar, soñaba con ser doctor o maestro, pero las condiciones económicas lo obligaron a abandonar la escuela después de la primaria y comenzar a

A pesar de ello, nunca dejó de interesarse por

Lee también:

Hoy, después de 17 años en prisión, sigue estudiando Derecho desde su celda.

Un padre, un hijo y el deseo de libertad

En 1998, tuvo un hijo. Por conflictos religiosos y la presión de la familia de su pareja, él se alejó del hogar, pero continuó presente en la vida de su hijo, quien años más tarde estudiaría Derecho con la firme intención de ayudarlo a recuperar su libertad.

De policía ejemplar a acusado de secuestro

Un día, motivado por el deseo de cambiar su vida, se acercó a unos policías para preguntar cómo podía unirse a la corporación.

Con el apoyo de su padre, logró reunir lo necesario para empezar su camino como oficial. Entró a trabajar como policía municipal, hizo cursos, recibió capacitación y se apasionó por su trabajo.

En uno de sus turnos, le informaron de un grupo de migrantes que acusaban haber sido retenidos ilegalmente por policías locales.

Siguiendo el protocolo, Higinio y su equipo localizaron a los presuntos responsables, los detuvieron y los llevaron ante la autoridad.

Días después, los propios migrantes señalaron a varios policías —entre ellos Higinio— como los responsables del secuestro.

A pesar de que iban uniformados, con patrullas oficiales, y seguían órdenes, fueron acusados de actuar como civiles armados y llevar a los migrantes a una “casa de seguridad”.

Una sentencia injusta y una lucha desde prisión

A Higinio le imputaron 146 años de prisión. Durante el proceso no se reconocieron pruebas clave, como la bitácora de turno que demostraba que había estado en funciones.

Varios de sus compañeros lograron ser liberados con el tiempo, pero él sigue preso.

La defensa legal inicial fue deficiente. Su madre vendió una casa y un terreno para pagar abogados que no le ayudaron.

Con los años, Higinio decidió representarse a sí mismo. Estudia leyes, ayuda a otros compañeros y ganó un amparo para ser trasladado a un penal estatal.

En 2017, se enteró de que los verdaderos secuestradores ya estaban en prisión, pero habían sido absueltos por falta de pruebas. Hoy, Higinio sigue luchando por el reconocimiento de su inocencia.

Una historia de dignidad y justicia ciega

A sus 23 años, su hijo —el mismo que inspiró con su historia— estudió Derecho solo para poder defenderlo. Higinio, con dignidad, reconoce:

Yo nunca aporté nada para él, y sin embargo, él lo ha hecho todo por mí”.

Este caso pone en evidencia cómo un sistema de justicia puede castigar con saña a quienes actuaron bajo órdenes, mientras protege a quienes realmente cometieron delitos.

La historia de Higinio no es solo la de un error judicial, es la de un padre, un hijo y una familia rota por una justicia ciega.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios