Héctor Eduardo Martínez pasará 14 años en una cárcel de la Ciudad de México por intentar asesinar a la noche del 15 de diciembre de 2022.

porque uno de sus compañeros falló. Pagó con su vida el error: Martínez lo mató. Y lo haría tres veces más, confiesa con calma a Saskia Niño de Rivera, quien este jueves publicó en su canal de YouTube una entrevista de casi una hora con el sicario que habría liquidado al periodista como lo ha hecho con más de 20 personas desde hace años.

, porque en su código de ética como sicario no cabe matar ni a mujeres ni a niños.

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“Cuántos periodistas no han matado y no han agarrado a nadie, pensé que no iban a agarrarme. Mi idea era: muerto, libre, con dinero. Lo mato, me voy a donde me tenga que ir, me escondo un rato, coronado y tan tan, lo que siga”, dice con frialdad, fruto de la desconexión emocional y la normalización del crimen que germinan en la pobreza.

Estará preso por un error que —según afirma— no cometió:

“Soy un sicario, a mí me encargan a un paciente (víctima), lo atiendo y ya, no me relaciono con nadie más”.

Pero para atender al “paciente” Gómez Leyva, fue convencido de trabajar con un equipo armado y entrenado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), según la Fiscalía General de la República (FGR), para callar al periodista por órdenes de Rubén Oseguera, alias “El Mencho”.

—¿Por qué crees que querían muerto a Ciro?—Yo pienso que iba a sacar algo.—¿Crees que vuelvan a intentar matarlo?—No, no creo. De este lado no creo. Es una pregunta difícil.

En la entrevista de Niño de Rivera no hay más detalles sobre el intento de asesinato contra Ciro Gómez Leyva. Pero “El Bart” —como se hace llamar— acepta mostrarse tal cual es, un sicario que, como John Wick, evita alardes, no fanfarronea y solo se conmueve por los perros, los únicos seres que le sacan lágrimas.

“Mi papá supo que soy sicario cuando me vio detenido, en los medios. Un primo le avisó. No se dio cuenta antes porque no me gusta fanfarronear. Mantengo un perfil bajo”.

—Tienes la mirada de alguien que ha hecho mucho daño.—Soy muy noble, me lo han dicho muchos. Soy una persona noble que mata gente. Este es un oficio para ganar dinero. Violento no soy, pero si me buscas, me encuentras.

Su ingreso al mundo criminal siguió un patrón conocido: la necesidad económica.

"Para estar bien, necesitas dinero. Por eso lo hago", explica sin rodeos.

Comenzó vendiendo drogas por dos años antes de recibir su primer encargo para asesinar. Lo recuerda con frialdad:

"No puedo decirte que me dio remordimiento. Verlo tirado en el piso... pero puedo dormir tranquilo".

La pobreza fue su motor hacia la criminalidad:

"Ya pasé por el piso. La pobreza te motiva, pero sin perder los pies. Yo quería subir, ser alguien en el ambiente", relata.

El dinero le permitió mejorar la vida de su familia:

"Cuando empecé a ganar dinero, mi mamá ya estaba más tranquila, ya no tenía que seguir en una casa con techos de lámina, con sólo dos huevos en el refrigerador para comer”.

—Bart, ¿tiene salvación este país de gente como tú?—No. La chaviza está de mal en peor. Matan por pertenecer a una banda, por una moto. No, no hay solución.

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