¡Agárrense de donde puedan, que esta historia es de esas que hacen que sientas que alguien te jala los pies por la noche! Hoy te hablaré de una mujer temible, un verdadero terror de la vida real.
Esto pasó hace mucho tiempo, pero no deja de dar escalofríos, como si fuera el tema del momento. Corría el año de 1912 cuando una sombra macabra se apoderó de las calles de la Ciudad de México: María Reyes, mejor conocida como "La Pescuecera"… ¡Y su apodo no era precisamente cariñoso!
Aunque no existen fotografías de cómo se veía en realidad esta tétrica mujer, todos se refieren a ella como alguien de un aspecto repulsivo, con pelos de bruja, sin dientes para sonreír y un bigote digno de cantinero. Pero lo más horrible no era su físico, y es que ella tenía una fijación escalofriante: Robarse a los niños del entonces llamado Distrito Federal.
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Pero lo peor no era el robo, sino lo que hacía con ellos, "La Pescuecera" disfrutaba atormentando a sus pequeñas víctimas hasta quitarles la vida, estrangulándolos sin piedad, por eso los periódicos de la época la bautizaron con ese mote que helaba la sangre.
El mayor terror de los niños en el Distrito Federal
¡Imagínate esta escena de terror! En plena Alameda de Santa María la Ribera, un niño tranquilamente sentado en una banca y de repente pasa lo peor que se te pueda ocurrir… pasa “La Pescuecera” y se lo lleva lejos, lo ahorca sin remordimiento y esto no es un escenario ficticio, así fue como ocurrió.
En otra ocasión, la encontraron estrangulando a otro pequeñito, mientras soltaba carcajadas demoníacas, esta mujer, sin lugar a dudas, era la mismísima encarnación del mal.
Pero el karma, tarde o temprano, alcanza a los malandros y para María Reyes esto no fue la excepción. Un día, los vecinos hartos de tanto horror, se armaron de valor y entraron a la guarida de “La Pescuecera” y lo que ahí encontraron los dejó petrificados. Ahí estaba ella, con otro niño en sus manos, a punto de aventarlo vivo a una olla gigante con agua hirviendo.
¿Cómo terminó la era de terror de “La Pescuecera”?
La policía llegó justo a tiempo para arrebatarle al niño, pero la furia de los vecinos era imparable, ellos no dudaron en tomar el agua hirviendo y arrojársela encima a “La Pescuecera”, en pocas palabras, hicieron justicia por mano propia. Posteriormente, con la piel hecha pedazos, la policía se la llevó entre los gritos desesperados de su marido, quien intentó justificarla diciendo que había perdido la razón, pues tenía problemas en el corazón y encima de eso, no podía tener hijos.
La temible asesina tuvo su merecido y estuvo en la cárcel un tiempo, sin embargo, en cuanto salió, volvió a las andadas, continuó quitándole la vida a varios niños sin piedad… Hasta que la volvieron a capturar y fue encerrada en la Cárcel de Belén, ahí causó impacto al ver que respondía a los interrogatorios con extraños balbuceos, frases sin sentido y carcajadas de miedo, por lo que no tardó en diagnosticarla como demente, y así fue como pasó el resto de sus días encerrada en un manicomio, lejos de los niños que tanto daño le gustaba hacer.
El apodo de "La Pescuecera" quedó grabado en la memoria de los habitantes del Distrito Federal, como sinónimo de la peor pesadilla para los niños.
No cabe duda que María Reyes se ganó a pulso un lugar en esta sección de El Gráfico, ¿quieres leer más historias de Ángeles Caídos? No dejes de seguirnos para que cada martes y jueves puedas sumergirte en las mentes más macabrasque han pisado nuestro querido México.
