Este día te hablaremos acerca de una de las asesinas en serie más famosas en México, hablamos de la antropóloga mexicana , mejor conocida como "La Narcosatánica", conoceremos, cómo es que entró al mundo de los asesinatos cuando era una estudiante ejemplar, la religión qué practicaba, los trastornos que tiene, el modus operandi que manejaba ella junto con su grupo criminal entre otras cosas.

Sara Aldrete se caracterizaba por ser una mujer sumamente inteligente, con un carácter fuerte, agresiva, dominante y sobre todo... manipuladora.

¿Cómo una joven con aspiraciones académicas terminó envuelta en un culto de sangre y narcotráfico? Esta es la historia de Sara Aldrete, la mujer que pasó de ser estudiante ejemplar a una figura clave dentro de uno de los casos criminales más macabros de la historia de México. Acompáñenme a recorrer los oscuros pasajes de su vida, marcada por la manipulación, el fanatismo y la violencia.

De estudiante modelo a sacerdotisa del horror

Sara María Aldrete Villareal nació el 6 de septiembre de 1964 en Matamoros, Tamaulipas. Desde joven mostró gran dedicación a los estudios. Era una alumna destacada y parecía destinada a una vida profesional prometedora. De hecho, ya en la universidad, se inscribió en Texas Southmost College, donde estudiaba educación física y soñaba con una carrera como entrenadora o maestra, siempre que fue una estudiante activa estuvo dentro de los cuadros de honor.

Alta, carismática y con una conducta intachable, nada hacía sospechar que esa joven terminaría siendo conocida como La Madrina, el apodo que le darían dentro de una secta criminal que combinaba el narcotráfico con prácticas de magia negra, aunque... según lo dicho por ella, jamás realizaron sacrificios humanos, eran animales, a pesar de que las investigaciones decían lo contrario.

El encuentro que lo cambió todo: Adolfo de Jesús Constanzo

El punto de quiebre en su vida llegó cuando conoció a Adolfo de Jesús Constanzo, un carismático líder del culto palo mayombe, una forma de brujería afrocubana. Constanzo no solo traficaba drogas, también lideraba una secta donde los rituales sangrientos eran moneda común. Pronto convenció a Sara de unirse a él. Ella no solo aceptó, sino que ascendió rápidamente a una posición de poder dentro del grupo.

Así nació la figura de La Madrina, la mujer que oficiaba rituales, leía los signos, dirigía ceremonias y, presuntamente, participaba en sacrificios humanos para asegurar “protección mágica” a los miembros del cártel.

El rancho del terror

A las afueras de Matamoros, en un terreno conocido como el Rancho Santa Elena, la secta realizaba sus ceremonias más oscuras. Allí enterraron al menos a 15 personas, entre ellas al estudiante estadounidense Mark Kilroy, cuyo secuestro y asesinato en 1989 destapó el caso.

Kilroy fue secuestrado mientras vacacionaba en México. Su desaparición activó una intensa búsqueda que terminó revelando el siniestro mundo que Sara y Constanzo compartían: un culto que mezclaba violencia ritual, santería distorsionada y crímenes ligados al narcotráfico.

El cuerpo de Kilroy fue hallado desmembrado. Según las autoridades, había sido sacrificado como parte de un ritual para garantizar éxito en los negocios del grupo. Su cuerpo fue encontrado bajo tierra, sin embargo, había algo que resaltaba... una varilla de metal salía de la tierra, el buscar en ese lugar se dieron cuenta que estaba así porque Constanzo lo solicito ¿el motivo? realizarse un collar con los huesos de Kilroy.

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La caída del culto y la captura de Sara Aldrete

La presión internacional tras el asesinato de Kilroy llevó a las autoridades mexicanas a intensificar la investigación. En una redada, encontraron el rancho plagado de restos humanos, altares con cráneos, herramientas de tortura y restos de animales sacrificados.

Constanzo murió durante un enfrentamiento con la policía en 1989. Según versiones oficiales, ordenó a uno de sus seguidores que lo ejecutara antes de ser capturado. Sara Aldrete fue arrestada poco después y trasladada a prisión.

Durante el juicio, Aldrete alegó haber sido manipulada y víctima del control mental de Constanzo. Sin embargo, las evidencias indicaban que su participación fue mucho más activa y voluntaria.

Condena y vida en prisión

Sara Aldrete fue condenada a más de 60 años de prisión por múltiples delitos, entre ellos secuestro, homicidio, asociación delictuosa y narcotráfico. Desde entonces permanece recluida en una cárcel mexicana, donde ha intentado limpiar su nombre públicamente, asegurando que su papel en el culto ha sido exagerado. Uno de sus pasatiempos favoritos para redimir su pasado es el cuidado de gatos.

Un legado de horror

La historia de Sara Aldrete es un ejemplo estremecedor de cómo la fascinación por el poder, combinada con creencias distorsionadas y malas influencias, puede transformar a una persona común en protagonista de un relato criminal aterrador.

Su caso sigue causando terror entre los habitantes, no solo por los asesinatos y rituales espeluznantes, sino porque nos obliga a mirar de frente una realidad donde la superstición, la violencia y el crimen organizado se mezclan de forma explosiva.

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