Terminó el sueño de la Selección Mexicana en el Mundial Sub20. De nueva cuenta, Argentina (0-2) fue el verdugo del combinado mexicano que aspiraba a lograr la hazaña en la justa mundialista en Chile.

El Tri de Eduardo Arce se plantó en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos respetando los ideales que lo llevaron hasta los cuartos de final: asumió la tenencia del esférico y circuló el balón en mediocampo. Sin embargo, con tan solo 10 minutos de partido, México recibió el primer batacazo, uno que lo sacudió: primero con la lesión del atacante Alexéi Domínguez y enseguida con el gol de Argentina.

El tanto de los argentinos cayó tras un espacio aprovechado por el delantero Alejo Sarco, que sacó un disparo dentro del área, pero que, tras el rechace del arquero Emmanuel Ochoa, aprovechó Maher Carrizo para mandar el balón al fondo de las redes (10’).

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Fue un balde de agua fría para el Tri. Sin embargo, con el paso de los minutos, parecían engancharse con esas sociedades en mediocampo lideradas por Elías Montiel.

Pero los jugadores argentinos, fieles a su estilo, se encargaron de ‘jugar su partido’, al ejercer una presión a partir de mediocampo, dando patadas después de la jugada. Esto comenzó a sacar de control a los elementos del Tri, que poco a poco comenzaron a perder el control de sus emociones.

Fue al 56’ cuando la albiceleste de Diego Placente sentenció el encuentro, mediante un balón al espacio que culminó Mateo Silvetti con una soberbia definición al palo más lejano de Ochoa (56’).

El Tri intentó, pero ni el talento de Gilberto Mora, Obed Vargas y compañía fueron suficientes para abrir el candado que pusieron los argentinos, lo que generó que los elementos mexicanos “perdieran la cabeza” y entraran en el “juego de los golpes”, lo que dejó como saldo dos expulsiones: Diego Ochoa y Tahiel Jiménez, y así terminó el sueño de un Tri que ilusionó.

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