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A la menor provocación, los funcionarios del gobierno de Donald Trump y los representantes republicanos en las cámaras continúan a la ofensiva para “tirar” la designación de Bad Bunny como artista estelar para el show del medio tiempo del próximo Super Bowl.
El más reciente político del círculo cercano a Trump que se ha subido al ring contra Benito Antonio ha sido Mike Johnson, republicano de Luisiana y actual presidente de la Cámara de Representantes, la versión estadounidense de la Cámara de Diputados mexicana.
Según el legislador sureño, antes de su designación al Super Bowl “ni siquiera sabía quién era Bad Bunny, pero me parece una decisión terrible, en mi opinión, por lo que escucho”, a pesar de que el ultrafamoso rapero haya ganado premios por docenas, incluidos tres Grammys, y sus ventas hayan roto todos los récords inimaginables.
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“Parece que no es alguien que atraiga a un público más amplio", dijo Johnson ante los reporteros que este miércoles le pidieron fijar su posición. “Hay muchísimas miradas puestas en el Super Bowl, muchos jóvenes impresionables, por creo que, en mi opinión, Lee Greenwood, o algún modelo a seguir, lo haría (mejor). No alguien así" como Bad Bunny.

LO CONOCEN EN SU CASA
Y así, en medio de una condena contra el puertorriqueño, Johnson ya coló a lo medios quién sería el artista que Trump quiere ver en el Super Bowl después de la afrenta que ha representado Bad Bunny a su gobierno.
Y no es difícil saber por qué: Lee Greenwood representa uno de los casos más emblemáticos de la comunión entre la música country, el nacionalismo conservador y la política trumpista contemporánea. A sus 82 años, el cantante originario de Los Ángeles ha consolidado una trayectoria de cuatro décadas como el bardo oficioso del conservadurismo republicano, con su canción "God Bless the U.S.A." funcionando como himno del movimiento político que llevó a Donald Trump a la presidencia en dos ocasiones: Make America Great Again o simplemente MAGA.
Según ha contado él mismo, escribió "God Bless the U.S.A." en 1983 tras el derribo de un vuelo de Korean Air por la Unión Soviética que mató a 269 pasajeros, incluyendo un miembro del Congreso estadounidense.
La canción rápidamente fue adoptada por la campaña de Ronald Reagan en 1984, lo que representó el inicio de una relación de cuatro décadas entre su música y el Partido Republicano.
Greenwood se presenta como un artista apolítico cuya canción fue "adoptada" por otros, pero su participación activa en múltiples inauguraciones presidenciales republicanas desmiente esta postura de neutralidad. Ha cantado en las tomas de posesión de Ronald Reagan, George H.W. Bush y George W. Bush, lo que ha establecido un patrón de alineamiento partidista. Algo así como Eugenia León con Morena.
La relación de Greenwood con Donald Trump marca la culminación de su trayectoria como músico político. Trump comenzó a usar "God Bless The USA" como canción de entrada en todos sus mítines y eventos hace casi diez años, convirtiendo el tema en inseparable de la marca política trumpista.
De hecho, en la Convención Nacional Republicana de julio de 2024, Greenwood interpretó su canción mientras Trump hacía su entrada para pronunciar su discurso de aceptación. Este momento deja en claro la función que Greenwood cumple dentro del ecosistema trumpista: no es simplemente un artista que canta en eventos políticos, sino un creador de atmósfera emocional, alguien cuya música sirve como vehículo de legitimación y movilización afectiva para el movimiento.
Y en eso quieren convertir al Super Bowl: en un evento más del trumpismo.