En la comunidad paranormal causó conmoción el saber la noticia de que la famosa casa de Ed y Lorraine Warren fue adquirida por el comediante y tiktoker Matt Rife, por lo que se convirtió en guardián legal de la muñeca ‘Annabelle’.
Cabe recordar, en las películas del universo de ‘El Conjuro’ se recreó parte del legendario museo ocultista, el cual alberga 750 objetos embrujados.
La adquisición de la propiedad se dio en colaboración con el creador de contenido Elton Castee. De esta forma, aunque el lugar fue comprado, es de aclarar que los objetos supuestamente demoniacos no son de la propiedad de los creadores de contenido, aunque sí estarán a su cuidado durante al menos cinco años.
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El museo cerró en 2019 debido al desarrollo urbano de la zona, pero ahora se supo que Rife lo planea reabrir para tours y estancias nocturnas, invitando al público a adentrarse en la historia paranormal de los Warren.
Luego de que se diera a conocer el objetivo del comediante de convertir el museo en un espacio de show y entretenimiento, quien emitió su opinión fue Chris McKinell, nieto de Ed y Loraine, quien participó en varios casos con los investigadores de los paranormal.
Chris es hijo de Judy Warren, quien en las películas se muestra que fue una niña que heredó la capacidad de percibir las cosas inexplicables, tal y como lo hacía su mamá Lorraine.
En la actualidad McKinell dirige la Fundación Warren Legacy para la Investigación Paranormal, además tiene un canal de Youtube donde narra sus aterradoras experiencias en ‘The Warren Files’.
Fue precisamente el ‘heredero paranormal’ quien dio su punto de vista evidenciando un desacuerdo para el giro que tendrá el museo, del cual él no tiene injerencia.
“A lo largo de los años, me he alejado cada vez más de mi familia debido a las profundas diferencias en cómo vemos y preservamos el legado de mis abuelos, Ed y Lorraine Warren. En el corazón de esa distancia hay un sincero desacuerdo sobre lo sagrado que es realmente este trabajo y cómo debe ser manejado con reverencia, no con publicidad”.
Puntualizó que en fechas pasadas manifestó su preocupación por que Annabelle fuera llevada de gira. “Y ahora, estoy viendo el único hogar real que he conocido, el único lugar en el mundo que se sentía indiscutiblemente como en casa, convertirse en una atracción turística”.
Aclara que no tiene nada contra Matt Rife. “Creo que sus intenciones son buenas, y no le hago responsable de las decisiones que llevaron a este momento”.
Pero la decisión de vender la propiedad sí llegó a convertirse en algo muy personal. “Recuerdo las vacaciones que pasaban allí, la silenciosa sabiduría que compartían, y el inquebrantable sentido del deber que sentían de proteger a la gente de lo que no siempre podían ver o entender”.
Aclaró que no fue consultado, en parte porque tienen la percepción de que solo busca atención, lo que rechaza categóricamente. “No quiero ser famoso, quiero ayudar a la gente”, puntualizó.
Pero lo que manifestó, vino a sacudir la idea de hacer un espectáculo del inmueble paranormal: “Quiero honrar la responsabilidad que mis abuelos nos confiaron a todos: proteger a los vivos, respetar a los muertos y nunca convertir esta obra sagrada en espectáculo”.
Y de forma lapidaria concluyó: “Este legado importa. No es una marca. No es contenido. No es entretenimiento. Es sagrado”.
