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John Michael Osbourne, Ozzy, dejó tras su muerte cientos de anécdotas e historias con las que podrían hacerse decenas de libros o películas, desde sus adicciones hasta su “viaje” en en el barco de los “reality shows”.
Osbourne fundó Black Sabbath en 1968 junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward en Birmingham, Inglaterra, banda que se reconoce como pionera del heavy metal. Pero una década después, en 1979, fue obligado a dejar la banda por su adicción al alcohol y las drogas.
Su “judas”, Tony Iommi, dijo en su momento que Osbourne ya no podía funcionar creativamente. Paradójicamente, Iommi fue el guitarrista de ‘Degradation Rules’, segundo sencillo de “Patient Number 9”, último disco de estudio de Ozzy lanzado en septiembre de 2022, su treceavo álbum solista desde su expulsión.
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Pero a lo largo de su carrera hay episodios que no pueden pasarse por alto: el 20 de enero de 1982, durante un concierto en Iowa, un fanático arrojó al escenario un murciélago. Osbourne, creyendo que era de utilería, mordió la cabeza del animal, que estaba vivo. El incidente lo llevó al hospital para recibir la vacuna contra la rabia.
Lo curioso fue que, un año antes, hizo algo similar durante una reunión con ejecutivos de CBS Records, al morder la cabeza de una paloma viva para una fotografía publicitaria.
También en 1982, de visita en San Antonio, Texas, realizó un recorrido como turista completamente borracho. Al llegar al monumento de El Álamo le pareció buena idea orinarlo, por lo que no pudo volver a tocar ahí en una década.
Osbourne también enfrentó controversias legales, como en 1986, cuando fue demandado por la familia de un joven que se quitó la vida tras escuchar “Suicide Solution”. El caso fue desestimado por los tribunales.
En 2002, “The Osbournes” en MTV mostró su vida familiar junto a su esposa, Sharon, y sus hijos. El programa se convirtió en un fenómeno de audiencia y lo clocó como una figura de la cultura popular más allá del mundo del rock.
Justamente con su esposa como manager creó el Ozzfest, festival anual de metal que se convirtió en plataforma que ayudó a lanzar o consolidar las carreras de Slipknot, System of a Down y Korn.
Desde 1992, Osbourne hablaba de su retiro de los escenarios. Ese año organizó “No More Tours”. En 2020 confesó en una entrevista que en esos años de los noventa padecía una forma temprana de Parkinson, además de lesiones por caídas y cirugías de columna que lo orillaban a “tirar la toalla” roquera.
De hecho, su longevidad sorprendió incluso a la comunidad científica. Investigadores estudiaron su ADN y encontraron mutaciones genéticas relacionadas con el metabolismo de sustancias, lo que podría explicar su supervivencia tras décadas de excesos.
Con su muerte, Osbourne confirma y casi grita su permanente invitación a descubrir el poder transformador del rock, género que sin su contribución sería impensable en su forma actual.