Apatzingán.— La ruta productiva y de comercialización en Tierra Caliente de Michoacán es custodiada con operativos permanentes del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, en el marco del Plan Michoacán para la Paz y la Justicia.

El despliegue es en los campos agrícolas, donde el Cártel Michoacán Nueva Generación sembró artefactos explosivos improvisados.

La ofensiva de ese bloque criminal —conformado por el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Viagras y Los Blancos de Troya— provocó, en los últimos dos años, la muerte de jornaleros, productores, empacadores y elementos de fuerzas federales.

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Sin embargo, esos mismos criminales ya no son vistos ante la presencia de personal militar y de inteligencia en la región de Tierra Caliente, tras el asesinato del líder limonero Bernardo Bravo Manríquez.

Desde las autopistas, carreteras estatales y caminos se percibe la presencia de una parte de los 10 mil 600 elementos de Defensa y de GN, que desplegó el gobierno federal.

En un recorrido por la región, esta casa editorial tuvo acceso a las huertas, a los empaques y a la 43 Zona Militar en Apatzingán, para conocer la situación que se vive en la ruta del limón.

El subteniente de Infantería, Mario Castañeda, explica que dentro de sus labores está realizar patrullajes, principalmente en áreas conflictivas, y hacer recorridos de reconocimiento. Considera que la labor que realizan ya empieza a rendir frutos.

“Y así seguirá, siempre y cuando tengamos en mente lo que es nuestro trabajo, no salirnos de ahí y cumplir con lo que nos toca, que es brindar seguridad nacional y hacer proximidad social”, subraya. Mario Castañeda es consciente de la situación complicada que se vive en Michoacán: “me encomiendo a Dios, pido que todo salga bien y que regresemos sin novedad.“Les pedimos que nos apoyen. Somos personas, también nos cansamos, pero es parte de nuestro uniforme, es parte de nuestro trabajo apoyar a la población, cuidarla y dar seguridad.

Yo daría mi vida por la ciudadanía”, remata.El operativo militar y la de GN atraviesa las calles de Apatzingán y la zona rural. Los efectivos se internan en las huertas, donde los jornaleros ya se dicen familiarizados con su presencia.Isaac Gutiérrez, un cortador de limón, se dice más tranquilo.“Ya nos dejan trabajar, ahora sí, a gusto, sale unos sin pendiente. Ya ve que antes había minas [explosivos] en las parcelas y salía uno con miedo de trabajar y pisar una mina o quedar en un agarre [enfrentamiento], porque a veces anda uno trabajando y [los grupos criminales] se andan tiroteando”, cuenta.A unos pasos de Isaac y su familia está el oficial Jiménez, de la Guardia Nacional, que este día está a cargo de la Base de Operaciones Interinstitucionales en Apatzingán.“Venimos trabajando los operativos cítrico-limoneros, aquí en las huertas de limón, le damos seguridad a los cortadores, acompañamos el producto hasta el empaque o al tianguis limonero”, explica.

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