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Largas hileras de cubetas y garrafones, llantas y trafitambos, y hasta plumas metálicas incrustadas en las banquetas para delimitar espacios que sirvan de estacionamiento evidencian que a los franeleros del Peñón de los Baños las modificaciones a la Ley de Cultura Cívica no les preocupan.
A más de mes y medio de que entró en vigor la reforma enviada al Congreso capitalino por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, para hacer más severas las sanciones por este tipo de actividades en la vía pública, castigadas con arrestos inconmutables, en las calles aledañas al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) pasan sin pena ni gloria y decenas de carros son acomodados por los viene-viene que abundan en esa parte de la alcaldía Venustiano Carranza.
En el Peñón de los Baños, los vecinos, hartos del problema, optan por colocar objetos para impedir que se adueñen de sus calles y entorpezcan los accesos a sus casas y comercios, porque los franeleros no paran de sacar provecho económico del espacio público.
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“Hay mucho problema con ellos [los viene-viene], como se levantan temprano, estacionan todos los carros, todos, ellos ya son los dueños de aquí, son dueños de las calles y aparte te cobran, eso ya no debe ser; según dijeron que lo iba a acabar el gobierno y nada”, comentó molesta, una vecina.
¿Qué dice Clara Brugada sobre el problema de los franeleros?
En ese sentido, un comerciante lamentó que “tenemos que poner cajas para que no se vengan a dejar los carros aquí, y no les puedes decir nada si no te das cuenta; dizque ya iban a meterlos a la cárcel pero ve, no cambia nada”.
El 7 de octubre pasado, Brugada Molina aseveró que para erradicar el problema “no basta” con modificar las leyes, luego de anunciar que además de las nuevas disposiciones, se desarrollarán otras acciones en las que se incluirán opciones de trabajo para los franeleros.








