Más Información
Vivir con el difunto en casa es peligroso, y no por el susto o los mitos que pueden surgir en torno a su presencia, sino porque psicológicamente es malo y te puede llevar a crear una realidad alterna, depresión o ansiedad sin que te des cuenta.
La tanatóloga Pupe Ruiz de Chávez, coach de vida y conferencista, asegura que tener los restos de un ser querido en casa “se convierte en enfermedad cuando la mente asocia cosas que no existen y no se lleva un proceso de duelo”. Este no debe verse como una enfermedad, explica, sino como algo natural que debe procesarse.
Asegura que tener en casa a nuestros difuntos nos hace creer que la persona sigue ahí, y eso no es cierto, sólo están sus restos, y muchas personas incluso hablan con ellos diariamente.
Lee también: Procesan a doctor que abusó de paciente en Coyoacán y quien fingió su muerte para librar la cárcel
¿Por qué no es sano conservar las cenizas o restos de un ser querido en casa?
“Creemos que está ahí y eso ya es una enfermedad; es muy delicado tenerlos en casa y no por la creencia religiosa de llevarlos al camposanto o al cementerio, sino porque mantenerlos cerca genera la ilusión de un diálogo constante, cuando ya no están”, advirtió.
La razón por la que muchas personas deciden quedarse con los restos es el miedo a desprenderse. “La gente lo hace porque no quiere dejarlos ir, pero cuando finalmente los llevan a otro lugar, enfrentan un segundo duelo con el que tarde o temprano tendrán que lidiar”, explicó la tanatóloga.
Recordó que una vez tuvo a una paciente que le ponía bufanda a la urna cuando hacía frío y lentes cuando tenía calor, ejemplo claro de la distorsión de la realidad que enfrentan quienes conviven con las cenizas.
“Yo les digo que eso que está ahí ya no es él. Su familiar era más que cenizas, ya no está su esencia ahí. Nuestra mente empieza a fantasear su presencia, generando una esencia catastrófica para el cerebro al creer que sigue ahí”, señaló.
Tarde o temprano llega el despertar emocional, cuando un familiar interviene y pide que se deje de hacerlo. Entonces aparecen crisis de depresión y ansiedad severas que deben tratarse con terapia de tanatología.








