En una pulquería de su familia, que desde hace más de 120 años expende el néctar de dioses en Xochimilco, prepara y vende un curado de flor de cempasúchil que, asegura, él inventó por casualidad hace poco más de dos décadas.

Apasionado y “profundamente respetuoso” de la bebida tradicional, Federico cuenta que “hace ya 21 años, en una pulquería familiar del barrio de Santa Crucita, inicia de pura chiripada el , ya que normalmente entre el 5 y el 6 de noviembre retirábamos todo lo de la ofrenda y lo tirábamos a la basura; entonces, esa vez mis clientes, los más guerreros, los de todos los días, me pidieron su calaverita y se me ocurrió en ese momento decirle al lavaplatos que me pasara todo: la flor, los plátanos, la fruta que quedó y el pan.

“Empecé a picar la suavemente, pero con mucha preocupación porque no tenía conocimiento de las cualidades de la flor; como mis clientes de ese entonces estaban ya acostumbrados a tomar fuerte, ya estaban curtidos, lo empezaron a tomar alegres y gustosos, al grado de que unos jóvenes estudiantes de la Escuela de Artesanías de Santiago Tepalcatlalpan que llegaron esa vez lo probaron y también les gustó y, lo mejor, es que no les pasó nada”, recordó el propietario de la pulquería Agave 69.

Lee también:

¿Cómo nació el curado de flor de cempasúchil en Xochimilco?

El auge de su invento fue tal, que rápidamente se corrió la voz entre los estudiantes de esa escuela, y afuera de su negocio, frente al embarcadero Fernando Celada en el barrio de San Antonio, se hacían largas filas para probar el curado de cempasúchil, que fue replicado en el menú de otras pulquerías de la zona.

“Fue algo muy bonito porque llegaban encopetados y entaconadas solamente a probar el curado; yo les daba el cuchillo y les decía ‘toma, mátate sólo’ y los dejaba que ellos mismos cortaran los pétalos de las ofrendas y yo se los preparaba; se empezó a hacer una tradición, fue como el punto máximo.”

Google News