La en el norte de Veracruz, que dejó 34 muertos y 14 personas no localizadas, puso al descubierto omisiones y errores de autoridades estatales para salvar vidas y bienes, principalmente en Poza Rica.

Dos de las cuatro fases más relevantes de la alerta temprana o emisión de riesgos, establecidos mundialmente, fracasaron en las horas previas y durante el desbordamiento del río Cazones.

Las evidencias digitales, documentales y análisis de expertos en desastres mostraron una ruptura de la cadena de alerta temprana: una deficiente difusión y comunicación masiva de los riesgos hacia la población, y, sobre todo, falta de capacidad de respuesta para enfrentar la inminente emergencia.

Lee también:

Las alertas meteorológicas e hidrológicas fueron constantes durante los días y horas previas al desastre, pero sin llegar masivamente a los más vulnerables; la ausencia de una orden para la preparación ante un peligro eminente, y la evacuación de posibles víctimas, generó un desastre mayor.

los pasos. El investigador universitario y especialista en prevención de desastres, Jorge Luis Vázquez Aguirre, comentó que son cuatro fases de la alerta temprana que toda autoridad debe llevar a cabo para enfrentar desastres naturales: conocimiento del riesgo; seguimiento técnico y pronóstico; comunicación y difusión de alertas; capacidad de preparación y respuesta.

Con ellas se busca una transmisión oportuna de la información a la población y autoridades, y, sobre todo, tener listos planes de prevención, acción, evacuación, cierre de instalaciones y la implementación de medidas de respuesta y mitigación.

“Se debe estar preparado y actuar con el principio de precautoriedad: empezar a desalojar, pues más vale prevenir y actuar con anticipación. En el momento que se avecinan lluvias torrenciales se deben tomar todas las medidas, se deben activar acciones de preparación, de acción y reacción”, expuso.

Google News

TEMAS RELACIONADOS