.— “La unión hace la fuerza”, reza el refrán que habitantes del ejido Javier Rojo Gómez, a unos 30 kilómetros de la cabecera de Álamo Temapache, aplican para recuperarse de la tragedia que dejaron las lluvias de hace una semana en la zona norte de Veracruz.

Sin acompañamiento de autoridad alguna, ejidatarios y trabajadores pusieron manos a la obra para limpiar las casi 70 casas inundadas de la comunidad, liberar caminos y retirar árboles caídos por la crecida de la corriente del río Pantepec, que tienen como vecino.

No tuvieron pérdidas humanas qué lamentar, pero impactó su principal sustento: la naranja.

A decir de Ángel Tapia Dávila, “fue una crecida de agua que jamás se había visto, rebasó los límites de los dos o tres metros, y algunas casas se las llevó, y todo está destruido y las pérdidas son totales”.

Sobre el daño en las huertas de naranja, el señor asegura que más de dos tercios se ahogaron y las más afectadas son las que más producción dan, porque están en la zona baja de la localidad.

Cada hectárea produce entre 15 y 20 toneladas y se dañaron 300, asesta.

Mientras abren camino para que trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) restablezcan los postes y líneas de transmisión, Tapia Dávila explica que el ejido Javier Rojo Gómez cuenta con dos zonas de producción de naranja, la sierra y la parte baja, de esta última es de la que la comunidad subsiste y la que resultó más afectada.

Panorama oscuro

Sobre las implicaciones económicas de esta pérdida, advierte que los habitantes de la comunidad no van a tener para comer, porque toda la producción del cítrico para este año se ahogó.

“Toda la producción se ahogó y si la meten en el mercado no la quieren. A lo mejor nos la compra la juguera”, dijo.

Recordó que sin la naranja la comunidad no subsiste, porque es su principal actividad económica, al igual que en todo el municipio de Álamo Temapache, conocido como la capital mundial de la naranja.

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