Verónica, estudiante y empleada de medio tiempo, ahorró dinero durante años para comprar un coche, limitándose en sus , ya que quería demostrarles a sus padres que con su esfuerzo y disciplina podría hacerlo.

Acudió a un tianguis de autos porque un conocido le comentó que sería más barato que en una agencia, y al ver diferentes modelos, se inclinó por uno, gran oportunidad, de modelo reciente y a un súper precio. Sin dudar, pagó en ese momento y recibió la documentación que le dijeron era original.

Con mucha alegría acudió a casa y dio un paseo a la familia festejando el momento, pero a los pocos días, al hacer el trámite de cambio de propietario, fue informada que la factura no era original, por lo que denunció el hecho y, tiempo después, Francisco, el vendedor, fue detenido y vinculado a un proceso judicial por fraude.

Lee también:

Al ser un delito perseguible a petición de la parte afectada, el juez los canalizó al Centro de Justicia Alternativa con la intención de que llegaran a un acuerdo, se reparara el daño y se evitara un juicio.

En la mediación, Francisco explicó que se le perdió la factura y, ante una urgencia económica, decidió venderlo de esa manera. Vero firmó el convenio en donde se indicaba que se le devolvería el pago y con ello se repararía el daño.

Con el convenio en la mano, se concluyó el proceso judicial, pero Francisco entendió que toda acción tiene una consecuencia y Vero confirmó que “lo barato sale caro” para, en adelante, ser más desconfiada y, en lo futuro, asegurarse que toda transacción que haga sea respaldada con la documentación correcta.

Con la aprobación del juez de control y cumplido el acuerdo, se concluyó el proceso iniciado.

Google News