Toluca.- Las manos de la familia Zarco le han dado vida, por más de 100 años, a las calaveras de alfeñique, con una técnica que actualmente sólo desarrollan 84 artesanos en Toluca, Estado de México.

“Es una tradición heredada, que nos han inculcado desde niños y que está arraigada en el corazón de los toluqueños y de nosotros también.

“Soy tercera generación, hubo dos antes que le dieron vida a nuestro taller, el que inicia es mi abuelo Wences- lao Zarco, que es quien empezó a trabajar la calavera de azúcar sencilla, pero tenía esa inquietud de que fueran colores nuevos y llamativos, después llega mi padre, que es Enrique Zarco, y él hace y diseña todo lo que trabajamos hoy en día, y yo que aplico la creatividad y me enfoqué en nuevas técnicas”, comentó Luis Enrique Zarco Rivas, artesano del taller.

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Para la familia Zarco, el alfeñique representa durante todos estos años a un familiar que ya partió, una tradición y una herencia que resguardan con mucho orgullo.

Rasgos Propios

Tradición de Día de Muertos. Foto: (Alejandro Vargas. El Gráfico)
Tradición de Día de Muertos. Foto: (Alejandro Vargas. El Gráfico)

“La característica principal del alfeñique por su misma naturaleza es un dulce frágil y, al mismo tiempo, efímero, porque en algún momento va a perecer.

Si algo identifica el alfeñique de Toluca son sus colores, ya es considerado un arte por la belleza que se le pone a cada pieza”, resaltó Luis Enrique Zarco.

trabajo arduo. El trabajo del alfeñique al interior del taller donde laboran más de 10 personas comienza con siete meses de anticipación, durante este tiempo los artesanos aplican la técnica que consiste en tres pasos, tener lista el azúcar y el agua, que es su materia prima, posteriormente se pone a hervir para que se haga una miel, enseguida pasa al vaciado de azúcar en moldes de barro que algunos datan de hace 80 años, una vez culminado este paso se debe dejar secar por 15 días.

Una vez que la calavera se seca, pasa con otro artesano que le coloca los ojos y finalmente la pieza llega a manos del decorador, quien le da el toque de los colores.

“Para elaborarlo comenzamos desde marzo, que es la época de calor, ya que el alfeñique con la humedad, con las lluvias no seca. Entonces, todos los artesanos tenemos que elaborar nuestro alfeñique desde inicio de año, llevamos casi siete meses para cuando ya llegue la feria; para nosotros es una herencia que tenemos de generación en generación”, mencionó Luis Enrique Zarco.

Personalización

En este taller a cada tamaño de calavera se le dio un nombre en específico que surgió hace 40 años y son mini, huevo, plana y tres flores.

“Como es por tandas, nos toma exactamente el mismo tiempo, pero varía la cantidad, por ejemplo, le llamamos puntos que es una carga de azúcar y esta carga de 10 kilogramos de azúcar con su agua nos permite sacar de la pequeña unas 90 piezas y si fuera una grande nada más nos permite sacar la grande y 10 pequeñas”, señaló.

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