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La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) confirmó este jueves la llegada de La Niña, el fenómeno climático que representa la contraparte más fría de El Niño y que tiene la capacidad de alterar los patrones meteorológicos en todo el planeta.
La Niña ocurre cuando ciertas zonas del océano Pacífico central se enfrían medio grado por debajo de su temperatura normal. Este año, las condiciones del océano mostraron señales del fenómeno durante varios meses, hasta que finalmente se consolidó en octubre. Sin embargo, los expertos advierten que este episodio será débil y podría extinguirse en los próximos meses.
Michelle L’Heureux, científica principal del equipo de la NOAA que estudia estos fenómenos climáticos, explicó que existe una probabilidad de tres en cuatro de que el evento permanezca débil. “Un evento más débil tiende a ejercer menos influencia sobre la circulación global, por lo que es posible que haya sorpresas en el camino”, advirtió la experta en una entrevista a la agencia AP.

Impacto en México y el Valle de México
Para México, La Niña tradicionalmente trae consecuencias diferenciadas según la región. En las zonas del norte del país, el fenómeno suele provocar un aumento en las precipitaciones y temperaturas más frías, mientras que en las áreas del sur tiende a generar condiciones más secas durante el invierno.
El Valle de México podría experimentar un invierno con temperaturas por debajo del promedio y precipitaciones. Sin embargo, dado que este episodio de La Niña se presenta con debilidad, los meteorólogos anticipan que sus efectos no serán tan pronunciados como en años anteriores.
La región central del país, que incluye la Ciudad de México y su zona metropolitana, debe prepararse para posibles heladas más intensas durante los meses de noviembre y diciembre, aunque la magnitud de este fenómeno dependerá de la evolución del evento climático en las próximas semanas.
Los modelos computacionales de la NOAA y de la Universidad de Columbia coinciden en que la debilidad del fenómeno reducirá su influencia sobre los patrones de circulación atmosférica global, lo que abre la puerta a comportamientos climáticos menos predecibles.