Más Información
Cada semana, comerciantes de hortalizas en la Central de Abasto de la Ciudad de México (CEDA) deben desechar hasta una tonelada y media de lechuga, además de otras verduras que no logran colocarse en el mercado. Los pasillos se llenan de cajas con producto fresco que, al no venderse, termina en los contenedores. La imagen refleja la magnitud de un problema nacional: el desperdicio de alimentos que en México genera pérdidas económicas superiores a los 400 mil millones de pesos anuales.
La CEDA, ubicada en la alcaldía Iztapalapa y considerada el mercado mayorista más grande del mundo, registra diariamente entre 300 y 400 toneladas de desperdicio, de las cuales 80 por ciento corresponde a productos orgánicos. Este fenómeno fue abordado este lunes 29 de septiembre en el marco del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, donde se destacó la necesidad de reducir la merma y aprovechar mejor los recursos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en coordinación con la CEDA, anunció la puesta en marcha de acciones conjuntas orientadas a rescatar productos con valor nutricional y mejorar la eficiencia en los sistemas de distribución. Durante el conversatorio sobre responsabilidad y futuro en torno a esta problemática, se señaló que lo que ocurra en la Central de Abasto puede replicarse en otros mercados del mundo.
Mónica Pacheco, directora general de la CEDA, explicó que los residuos orgánicos ya se canalizan a la planta de composta de la Ciudad de México y que se impulsan proyectos de redistribución. “Todo lo que se pierde en orgánicos estamos tratando de canalizarlo a centros de alimentos, a través de los comunicadores comunitarios de la Central de Abasto, que son 1,200, mediante un proyecto que llamamos Itacate”, indicó.
Además, informó que próximamente la Central de Abasto contará con su propia planta de composta. “Pero también nosotros estamos a punto de inaugurar ya nuestra planta de composta en la Central de Abasto, un trabajo muy importante con nuestros productores y comerciantes”, afirmó.

Por su parte, Lina Pohl, representante de la FAO en México, subrayó que el desperdicio de alimentos no es un tema exclusivo del país. “Estamos impulsando una estrategia de economía circular para la CEDA. Lo que se haga aquí podrá aplicarse en otras partes del mundo; esta experiencia es global”, afirmó.
En México, cada año se pierden 20.4 millones de toneladas de alimentos, lo que equivale al 34 por ciento de la producción nacional. Las pérdidas, estimadas en más de 400 mil millones de pesos, tienen un impacto directo en la economía, en la seguridad alimentaria y en el medio ambiente. En este contexto, la labor de comerciantes, productores y bodegueros de la Central de Abasto resulta clave para transformar un sistema que, mientras genera riqueza, también desecha millones de pesos en alimentos que no llegan a la mesa de las familias.