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En el CCH Sur se reporta la venta de droga y alcohol. Estudiantes denuncian que el narcomenudeo dentro de la escuela es la causa por la que no se exige la credencialización para ingresar al plantel, lo que ha derivado en problemas de inseguridad.
De acuerdo con los testimonios, son los alumnos conocidos como los “cuberos” quienes distribuyen drogas tanto a estudiantes como a personas externas. Aunque cuentan con matrícula, se trata de jóvenes rezagados que llevan más de tres años en la UNAM sin concluir sus estudios.
Estos grupos no asisten a clases, pero ocupan un cubículo en el plantel bajo el argumento de representar a los alumnos ante las autoridades. Sin embargo, dichos espacios son utilizados como puntos de venta y consumo de droga y alcohol.
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Además, son ellos quienes se oponen a la instalación de torniquetes en las entradas, medida que permitiría el acceso únicamente a alumnos regulares mediante credencial. Según los denunciantes, esta medida impediría el ingreso de personas externas que acuden a comprar sustancias.
Con pancartas en mano, los estudiantes exigen que en la UNAM se garantice la seguridad que, aseguran, le faltó a Jesús Israel.
“Si los cuberos no se opusieran a mostrar credenciales, Lex Ashton no hubiera matado a nuestro compañero. Con vigilancia adecuada se habrían dado cuenta de que él iba armado y Jesús seguiría con vida”, expresaron.
Aunque no todos conocían personalmente a la víctima, los alumnos se solidarizan con su familia y se manifiestan a las afueras de la escuela. Un grupo de aproximadamente 25 estudiantes marchó hacia Las Islas en Ciudad Universitaria para unirse a la movilización que exige paz y seguridad en la UNAM.