En un video que circula en redes, Apolíneo vio a su hijo y a su nieto con el cuerpo quemado, pero aún en pie y conscientes. Hoy sabe que Juan Carlos permanece intubado en terapia intensiva en el

En la entrada del hospital, familiares de Juan Carlos y Juan Ángel esperan el reporte médico del padre y el hijo, dos de las víctimas de la explosión de la pipa de gas ocurrida en el

El momento de la tragedia

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Eran las 2:20 de la tarde cuando padre e hijo regresaban de la Central de Abasto de Iztapalapa, donde se abastecían de frutas y verduras para vender en Texcoco. Con el coche lleno de mercancía, se dirigían a Cuautlinchán para continuar su jornada laboral.

Al pasar por el Puente de la Concordia, una nube de humo blanco los alertó. Segundos después, el fuego los obligó a salir del coche y correr para salvarse. Aun así, las llamas los alcanzaron, provocándoles quemaduras graves.

Auxilio de vecinos y traslado

Vecinos los auxiliaron en una calle cercana. En un video se les ve con quemaduras en brazos, pecho, piernas y rostro, pidiendo ayuda para llegar a una farmacia de similares.

Una mujer, de quien la familia aún no conoce su nombre, los subió a su auto y los llevó al Hospital General de Iztapalapa. “Sin su ayuda, podrían haber muerto”, dice Apolíneo, quien agradece profundamente el gesto.

La búsqueda desesperada

Juan Carlos, a pesar del dolor, recordó el número de sus padres para avisar lo sucedido. Apolíneo y su esposa salieron de inmediato, pero los vehículos varados en la carretera Reyes-Texcoco los obligaron a caminar más de siete kilómetros hasta el lugar del percance.

Ahí solo hallaron el auto calcinado, custodiado por policías que le exigían dinero para entregar los papeles. Sin celular ni dinero, Apolíneo siguió hasta encontrarse con sus otros hijos casi a medianoche, cuando le confirmaron que Juan Ángel estaba en el Hospital Balbuena y que Juan Carlos estaba intubado en el Rubén Leñero.

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